La EPOC es más común de lo que uno cree y suelen diagnosticarse menos casos de los que en realidad ocurren.
Se trata de una
enfermedad progresiva que altera la respiración normal y es potencialmente
mortal. Es más que la “tos del fumador”.
La palabra
"progresiva" indica que la enfermedad empeora con el tiempo.
Hay dos formas de presentación:
-La bronquitis crónica, que se caracteriza por gran
cantidad de secreciones mucosas en las vías respiratorias principales (tráquea
y bronquios).
-El enfisema pulmonar, que
se caracteriza por la destrucción de los alveolos pulmonares (que es el lugar
en donde se lleva a cabo el pasaje del oxígeno a la sangre).
Los principales síntomas son:
-Tos con producción de grandes cantidades de mucosidad.
-Falta de aliento.
-Fatiga, que aparece o empeora con la actividad
física.
-Infecciones respiratorias frecuentes.
-Presión en el pecho.
-Respiración ruidosa.
La principal causa
de la EPOC es el humo del tabaco y afecta tanto a fumadores activos como
pasivos. Se considera que
el hábito de fumar aumenta a 80-90 % el riesgo de desarrollar la enfermedad. La
exposición a largo plazo a otros irritantes de los pulmones -como el aire contaminado, los vapores
químicos o el polvo- también puede contribuir a la enfermedad.
Fumar lleva a la
aceleración del proceso de envejecimiento normal del pulmón, con pérdida de la
elasticidad y cambios inflamatorios.
La suspensión del
tabaco disminuye esta declinación acelerada en el primer año a la mitad en
relación a los que continúan fumando.
En ausencia de
síntomas, sólo la cesación de fumar influye positivamente en el curso de la
EPOC.
Está demostrado
que hay un incremento en las pruebas de función pulmonar luego de la
suspensión, con recuperación a valores normales en aquellos con enfermedad
leve.
Desde Vientos de Salud invitamos a los fumadores (activos y pasivos) a reflexionar sobre los efectos nocivos del tabaco y les recordamos que hay tratamientos muy eficaces para dejar de fumar definitivamente...
Lic Marcelo A. Bragiola