sábado, 27 de junio de 2015

¡Buenas Noches!


El sueño es una vía privilegiada de acceso al inconsciente.
Freud resalta algunos rasgos comunes de todos los sueños:
-Se producen cuando se duerme.
-Son procesadores de estímulos, permitiendo prolongar el dormir.
-Se dan en imágenes visuales.
-Son interpretables.


Para armar un sueño la psiquis necesita algunos elementos. Uno de ellos son los restos diurnos, es decir, todas aquellas cosas que ocurrieron en el día o que vienen ocupando nuestros pensamientos durante la vigilia.
El otro elemento, el fundamental, el que funciona como energía para generar un sueño, está constituido por deseos inconscientes que van a intentar una satisfacción (ya que no pueden lograrlo en la realidad) a través del sueño. Se trata de un deseo reprimido, ya que es algo tan fuerte y, por lo general, tan prohibido que no podríamos soportar ni siquiera saber acerca de él. Por eso aparece en el sueño "disfrazado" para eludir la represión.

Además, suele ocurrir que en el sueño se revivan situaciones traumáticas que no han podido resolverse y que, por eso, reaparecen en la vida onírica buscando encontrar, esa resolución.
A veces, en este trabajo de armar el sueño, la psiquis no consigue disfrazar lo suficiente el deseo o el hecho traumático, y uno se despierta (generalmente angustiado). Se trata de un sueño de angustia.
Los pacientes son los que conocen, aunque no lo sepan, lo que sus propios sueños quieren significar. Los psicoanalistas sólo los ayudamos a traducir lo que ellos dicen en un “idioma” que les es desconocido.

Yendo a algo más cotidiano podríamos hacer referencia a un dicho que sostiene que “el día prepara la noche y la noche prepara el día”.
Para muchos esta función, por algún motivo, “falla”.

El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente y lo padece el 30% de los argentinos.
La persona que experimenta insomnio tarda más de 20 minutos para dormirse, se despierta más de una vez durante la noche y se levanta demasiado temprano con la sensación de sueño no reparador. Al día siguiente siente malestar físico y un bajo rendimiento en sus actividades cotidianas. Esto pasa al menos 4 veces a la semana en el término de un mes o más.
Si se torna crónico genera también dificultades para concentrarse, prestar atención, problemas de memoria, reducción de la capacidad para gozar de las actividades sociales y puede elevar las probabilidades de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. Además, lleva a una propensión a la obesidad, la hipertensión y la resistencia a la insulina en diabéticos, entre otros problemas.
Según la Asociación Argentina de Medicina del Sueño en los últimos años aumentó la cantidad de personas con insomnio debido principalmente a trastornos de ansiedad, estrés, depresión y estímulos por pasar mucho tiempo viendo televisión, en la computadora o pendientes del celular.
La preocupación intensa y el malestar por la imposibilidad de dormir bien pueden generar un círculo vicioso. Pensamientos negativos tales como
“¿Dormiré esta noche?”“¿Me tomo una pastilla o media?”, “Mañana será un día de mucho trabajo y seguramente no me voy a dormir” o “Me quedo en el sillón, pero al ir a la cama seguro que me despierto” generan un circuito de retroalimentación negativa: cuanto más intenta la persona dormir, más frustrado y molesto se encuentra, y menos duerme. A su vez, puede influir en la apertura de las puertas a otros estímulos negativos como el cigarrillo, el café y el alcohol.
Los fumadores suelen tener un sueño liviano y despertarse a las pocas horas de acostarse debido a la abstinencia a la nicotina.
Las bebidas con cafeína y algunos fármacos como píldoras para adelgazar o descongestivos actúan como estimulantes y provocan insomnio.
El alcohol, aunque puede ayudar a dormirse, también evita llegar a las etapas de sueño profundo, haciendo que el descanso no sea de buena calidad.

Podríamos señalar algunas sugerencias a tener en cuenta para el buen dormir:
-Seguir una rutina regular y sostenida, acostándose y levantándose a la misma hora todos los días, ayudando así a mantener y regularizar los ritmos biológicos.
-Cenar livianamente y a la misma hora, por lo menos dos horas antes de dormir.
-Evitar la ingesta de café, té, gaseosas o cualquier sustancia estimulante, así como de alcohol antes de acostarse.
-Mantener la tranquilidad del lugar donde se duerme. Reservar su cama para dormir y tener sexo. Mantener la televisión, el celular, la computadora, la comida… fuera del dormitorio.
-Optimizar las condiciones ambientales de la habitación donde se duerme: temperatura constante (entre 16º C y 22º C), oscuridad, cama confortable y almohada cómoda.
-Caminar, andar en bicicleta o nadar, entre otras actividades físicas durante el día, ayudan al “buen dormir”. Evitar hacerlo dentro de las dos o tres horas previas a acostarse.
-Un “baño caliente” y/o ejercicios de respiración y relajación antes de acostarse ayudan a dormir.
-No transformar su tiempo en la cama en el momento de resolver sus problemas. Podría hacerse una lista de las cosas para realizar al día siguiente e intentar después “quitarlas de la mente”.


Aunque muchas veces no le demos suficiente importancia a este tema, el sueño tiene un valor muy relevante en la calidad de nuestra salud tanto física como psíquica… Si el dormir se transforma en un problema es aconsejable recurrir a un profesional.

¡Felices sueños!

                                        -Lic. Marcelo A. Bragiola-




martes, 23 de junio de 2015

Leches Vegetales



Las leches vegetales se obtienen a partir de semillas y agua; mucho más sanas desde todo punto de vista, tanto para adultos como para niños (desde los 6 meses si toleran bien los cereales, 1 año para las leches de frutos secos).
La forma de denominarlas correctamente es “jugos vegetales”, porque la leche es el producto segregado por las glándulas mamarias de los mamíferos para alimentar a sus crías. Pero se han popularizado como “leches vegetales” por su aspecto similar a las leches conocidas. Tienen un limitado tiempo de conservación, 48 hs en la heladera, aunque lo ideal es consumirlas en el día.
En general son todas muy digestivas, las que provienen de los cereales que contienen gluten (trigo, avena, cebada y centeno), pueden no ser bien toleradas por personas con predisposición a intolerancia del gluten.
En cambio la de arroz y quínoa son muy bien toleradas. Se deben cocinar, como todas las preparaciones a base de cereales.
Las que provienen del resto de las semillas (no cereales), no se deben cocinar y no son alergénicas.
Contienen casi todos los nutrientes del cereal o la semilla de origen: proteínas, lípidos, hidratos de carbono, minerales, y enzimas y vitaminas: las que no se cocinan.
Pueden usarse como bebida: solas, endulzándolas con miel o azúcar integral (le modifica su color), y/o saborizándolas con canela, vainilla, jengibre, cardamomo, harina de algarroba. Se pueden agregar a infusiones de hierbas, a licuados y jugos de frutas para enriquecerlos (manzana, uva, frutillas, durazno...), con licuados de verduras (zanahoria, remolacha, apio, tomate, espinaca…). Ideales para realizar cremas de vegetales, enriquecer salsas, mousse, mayonesas de vegetales… Si se utilizan en preparaciones saladas, se pueden enriquecer con aceites de 1° presión en frío: oliva, lino, girasol.
El residuo de la elaboración de estas leches o bagazo (“lo que queda” después de extraerles el líquido) se puede utilizar en todo tipo de preparaciones: vegetales rellenos, masas, postres y brownie crudos (raw), o bien se pueden preparar paté condimentándolos con aceite de oliva, sal, orégano, levadura de cerveza, jugo de limón, ajo, cebolla…

Leche de almendras
Es alcalina (debido a los minerales alcalinos de la almendra: calcio y fósforo), por lo que favorece la salud de los huesos y dientes. Muy digestiva, ideal para el sistema nervioso, no produce fermentaciones. Contiene vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados. Favorece la secreción láctea en las mamás que amamantan. Muy indicada para las personas que están pasando por un período de convalecencia. Ideal para combinarla con frutas frescas y deshidratadas.
Se prepara: dejando en remojo 12 hs, 15 almendras, tirar el agua de remojo y licuar con ½ litro de agua nueva;
filtrar con tela de lienzo o similar. Se pueden pelar las almendras, luego del remojo la piel se ablanda, en este caso si se tolera bien, no hace falta filtrarla con la tela. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes.


Leche de lino 
Muy nutritiva, aporta ácidos grasos esenciales, sobre todo, omega 3. Regulariza el tránsito intestinal, ideal en la constipación o en las diarreas ya que sus mucílagos protegen la mucosa intestinal; también es un alimento ideal para la flora bacteriana intestinal.
Se prepara: con 1 taza de semillas de lino y 1 litro de agua. Se muelen las semillas y luego se licuan con el agua. Se dejan reposar 3 hs y luego se filtra con tela de lienzo. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes. 

Leche de sésamo
Excelente aporte de calcio, ácidos grasos esenciales y vitamina E.
Se prepara: dejando en remojo 10 hs, 1 taza de semillas de sésamo; tirar el agua de remojo y licuar o procesar con 1 litro de agua nueva; filtrar con tela de lienzo. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes.

Leche de avena
Es una de las más aceptadas por los niños por su sabor agradable, aún sin el agregado de azúcar. Protege las células intestinales de las irritaciones. Se utiliza sobre la piel como emoliente (ablanda), en enfermedades  eruptivas de los niños, reacciones alérgicas, eczemas. Un toque de canela le da un sabor algo dulce y muy
original. El agregado de una cucharada de algarroba la convierte en “chocolatada”.
Se prepara: con ½ taza de avena arrollada y 1 litro de agua. Mezclar y llevar al fuego fuerte hasta que hierva, bajar el fuego a mínimo y cocinar por 3 minutos. Apagar el fuego y dejar reposar 10 minutos. Licuar la preparación y filtrar con tela de lienzo.

miércoles, 3 de junio de 2015

La violencia de género

      La violencia en sus diferentes manifestaciones es un tema que atraviesa a toda la sociedad. Tanto las mujeres como los varones suelen ser objeto de violencia, aunque la situación de subordinación social de la mujer favorece que ésta se transforme con mucha mayor frecuencia en la destinataria de violencias estructurales y coyunturales.
       En nuestro país, como en el resto de América Latina y gran parte del mundo, existe un incremento notable de la violencia contra las mujeres, fundamentalmente en el interior de la familia o la convivencia. Diversas investigaciones coinciden en afirmar que, en la violencia conyugal, el 75 % de las víctimas son mujeres, el 23 % de esa violencia se produce entre cónyugues (violencia cruzada) y el 2 % lo representa la violencia hacia los varones.
      La palabra “violencia” deriva del latín “vis” que significa “fuerza”.
“Violentar” significa ejercer violencia sobre alguien para vencer su resistencia, forzarlo de cualquier manera a hacer lo que no quiere.
      La violencia de género excede el uso de la fuerza física, ya que comprende también otras formas ejercidas por imposición social o presión psicológica (violencia emocional, invisible, simbólica, económica) cuyos efectos pueden producir tanto o más daño que la acción física. Abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física.
      La característica central de la violencia, sobre todo en la violencia sistemática, es que arrasa con la subjetividad (es decir, con aquello que nos constituye como personas).
      El varón que ejerce volencia contra la mujer frecuentemente proyecta contra ella sus propios miedos e inseguridades, viendo en ella los sentimientos que no puede aceptar como propios. Esta proyección garantizará que quede bien claro quién es el hombre y quién es la mujer dentro de la pareja.
      La dependencia del hombre respecto de la mujer es fundamental. Ella es un objeto erótico que puede ser dominado y despreciado, pero del cual no se puede prescindir.
      Este hombre no puede reemplazar los hechos violentos con la reflexión y la palabra mediadora que le permitirían un control intencional de sus actos. No puede preguntarse, en vez de actuar: “¿Qué me está pasando?”, “¿Qué puede sentir ella?”, “¿Cómo me puedo sentir yo después de maltratar?”.
      Su víctima no es sólo la destinataria de la agresión, sino también quien le permite satisfacer el narcisismo de su fuerza física y su poder.


      Por otro lado, las relaciones de género evidencian que varones y mujeres no tienen una posición igualitaria en la vida cotidiana, sino que esas relaciones son organizadas como formas variables de dominación.
      La lógica binaria genérica hombre-mujer, sujeto-objeto, activo-pasivo, acentúa una rígida y estereotipada oposición entre los sexos que genera relaciones asimétricas, no recíprocas ni igualitarias. La dominación empieza entonces con el intento de negar las diferencias, constituyendo una forma alienada de diferenciación.
      En los vínculos familiares o de pareja será necesario el reconocimiento de que el o los otros son diferentes de uno. Cuando no se registra al otro como otro sino que se intenta negarlo como persona diferenciada, podemos decir que puede iniciarse un circuito de violencia. Éste mostrará el despliegue de la lógica sujeto-objeto, que es la estructura complementaria básica para la dominación.
      A través de los abusos de poder el hombre violento intentará organizar la vida familiar y/o de pareja, disciplinar las subjetividades y estipular cuáles son las percepciones que cada uno debe tener de la realidad.


      Los celos constituyen un fenómeno ligado a la necesidad del hombre violento de controlar todo lo que piensa y hace su pareja. El celoso tratará de evitar cualquier tipo de relación con familiares y amigos que pueda poner en peligro la exclusividad del vínculo que desea.
      “Si ella me quiere a mí, no puede (no debe) querer a otro/s”. La contradicción que aquí se expresa consiste en que si la mujer valora otros vínculos diferentes al que mantiene con él será a costa de excluirlo. Esta interpretación proviene de poner en marcha una lógica excluyente: “O yo o los otros”, en vez de acceder a una lógica de diversidad: “Yo y los otros” (“El interés por otros no significa que no se interese por mí”).
 
      Un sentimiento que suele acompañar a estas manifestaciones de violencia es el odioEl odio, como pulsión, es la expresión de un intenso rechazo a quien provoca un aumento intolerable de la tensión psíquica, buscando a través de ese sentimiento someterlo y anular su individualidad.
      El hombre violento no puede encontrar otras formas de neutralizar la tensión psíquica que no sea maltratando.
      No puede ejercer un control intencional para dominar o aplazar la satisfacción inmediata que le produce el deseo de maltratar.
      Por supuesto que en toda esta problemática falta abordar cuál es el papel de aquellas mujeres que forman parte de este tipo de relaciones y que, en muchas ocasiones, repiten... Esto quedará para otro artículo... Claro que es posible cambiar esta realidad...

      Para finalizar este tema -que por su importancia y complejidad excede lo dicho aquí- cerraré con la consigna y propuesta de movilización en el día de hoy...
                                                                           
                                                              Lic. Marcelo A. Bragiola