martes, 23 de junio de 2015

Leches Vegetales



Las leches vegetales se obtienen a partir de semillas y agua; mucho más sanas desde todo punto de vista, tanto para adultos como para niños (desde los 6 meses si toleran bien los cereales, 1 año para las leches de frutos secos).
La forma de denominarlas correctamente es “jugos vegetales”, porque la leche es el producto segregado por las glándulas mamarias de los mamíferos para alimentar a sus crías. Pero se han popularizado como “leches vegetales” por su aspecto similar a las leches conocidas. Tienen un limitado tiempo de conservación, 48 hs en la heladera, aunque lo ideal es consumirlas en el día.
En general son todas muy digestivas, las que provienen de los cereales que contienen gluten (trigo, avena, cebada y centeno), pueden no ser bien toleradas por personas con predisposición a intolerancia del gluten.
En cambio la de arroz y quínoa son muy bien toleradas. Se deben cocinar, como todas las preparaciones a base de cereales.
Las que provienen del resto de las semillas (no cereales), no se deben cocinar y no son alergénicas.
Contienen casi todos los nutrientes del cereal o la semilla de origen: proteínas, lípidos, hidratos de carbono, minerales, y enzimas y vitaminas: las que no se cocinan.
Pueden usarse como bebida: solas, endulzándolas con miel o azúcar integral (le modifica su color), y/o saborizándolas con canela, vainilla, jengibre, cardamomo, harina de algarroba. Se pueden agregar a infusiones de hierbas, a licuados y jugos de frutas para enriquecerlos (manzana, uva, frutillas, durazno...), con licuados de verduras (zanahoria, remolacha, apio, tomate, espinaca…). Ideales para realizar cremas de vegetales, enriquecer salsas, mousse, mayonesas de vegetales… Si se utilizan en preparaciones saladas, se pueden enriquecer con aceites de 1° presión en frío: oliva, lino, girasol.
El residuo de la elaboración de estas leches o bagazo (“lo que queda” después de extraerles el líquido) se puede utilizar en todo tipo de preparaciones: vegetales rellenos, masas, postres y brownie crudos (raw), o bien se pueden preparar paté condimentándolos con aceite de oliva, sal, orégano, levadura de cerveza, jugo de limón, ajo, cebolla…

Leche de almendras
Es alcalina (debido a los minerales alcalinos de la almendra: calcio y fósforo), por lo que favorece la salud de los huesos y dientes. Muy digestiva, ideal para el sistema nervioso, no produce fermentaciones. Contiene vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados. Favorece la secreción láctea en las mamás que amamantan. Muy indicada para las personas que están pasando por un período de convalecencia. Ideal para combinarla con frutas frescas y deshidratadas.
Se prepara: dejando en remojo 12 hs, 15 almendras, tirar el agua de remojo y licuar con ½ litro de agua nueva;
filtrar con tela de lienzo o similar. Se pueden pelar las almendras, luego del remojo la piel se ablanda, en este caso si se tolera bien, no hace falta filtrarla con la tela. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes.


Leche de lino 
Muy nutritiva, aporta ácidos grasos esenciales, sobre todo, omega 3. Regulariza el tránsito intestinal, ideal en la constipación o en las diarreas ya que sus mucílagos protegen la mucosa intestinal; también es un alimento ideal para la flora bacteriana intestinal.
Se prepara: con 1 taza de semillas de lino y 1 litro de agua. Se muelen las semillas y luego se licuan con el agua. Se dejan reposar 3 hs y luego se filtra con tela de lienzo. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes. 

Leche de sésamo
Excelente aporte de calcio, ácidos grasos esenciales y vitamina E.
Se prepara: dejando en remojo 10 hs, 1 taza de semillas de sésamo; tirar el agua de remojo y licuar o procesar con 1 litro de agua nueva; filtrar con tela de lienzo. NO calentar a más de 40°C, se destruyen sus nutrientes.

Leche de avena
Es una de las más aceptadas por los niños por su sabor agradable, aún sin el agregado de azúcar. Protege las células intestinales de las irritaciones. Se utiliza sobre la piel como emoliente (ablanda), en enfermedades  eruptivas de los niños, reacciones alérgicas, eczemas. Un toque de canela le da un sabor algo dulce y muy
original. El agregado de una cucharada de algarroba la convierte en “chocolatada”.
Se prepara: con ½ taza de avena arrollada y 1 litro de agua. Mezclar y llevar al fuego fuerte hasta que hierva, bajar el fuego a mínimo y cocinar por 3 minutos. Apagar el fuego y dejar reposar 10 minutos. Licuar la preparación y filtrar con tela de lienzo.

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