domingo, 17 de abril de 2016

¿Por qué como con ansiedad y cómo solucionarlo?



En el momento de la consulta muchas personas relatan con pesadumbre que comen de manera compulsiva alimentos que saben que no son buenos para ellas. Se levantan a comer por la noche, picotean entre horas, por la calle, en el coche, en el colectivo, incluso 15 minutos después de haber terminado una comida principal. Comen cuando están enojadas, angustiadas, preocupadas o cuando otra emoción las invade. Después, las digestiones son pesadas, duermen mal y el humor es muy negativo, sintiendo también en algunos casos culpa y tristeza. Esto no es exclusivo de las mujeres, lo mismo les ocurre a muchos hombres. 

El diálogo con el paciente  permitirá interpretar las creencias y pensamientos  generadores de emociones que lo perturban, ocasionándole diferentes síntomas.
Un abordaje holístico utilizará distintas herramientas terapéuticas  que ayudarán al paciente sanando la raíz de su situación, ya que considera al ser humano como una unidad, cuerpo- mente- espíritu. Los tres planos están íntimamente relacionados y cualquier desequilibrio en uno de ellos afecta de forma directa el equilibrio de los otros.
Otro aspecto de sentir ansiedad hacia la comida es el nutricional, influyendo en un primer momento en el plano físico.
Cuando no obtenemos los nutrientes que necesitamos a través de la alimentación diaria (hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables, vitaminas y  minerales), seguiremos ávidos de comida, pues nuestro organismo demandará más alimento para conseguir dichos nutrientes valiosos.
Actualmente, la alimentación suele ser bastante pobre, los alimentos que generalmente están presentes en la mesa son desnaturalizados y desvitalizados, han perdido sus propiedades y han sido tratados químicamente.
Hay determinados alimentos que causan adicción, todos lo sabemos, como el café o el chocolate; pero más allá de estos ya conocidos, hay otros que están presentes en nuestro consumo diario, y que son muy adictivos. Estos son la harina de trigo, el azúcar y los lácteos grasos, además de los fritos; que también  son nocivos para la salud.
Cuando el organismo, ávido por saciar su sed de nutrientes, sigue demandando comida, los alimentos a los que recurre principalmente son aquellos a los que es adicto: trigo, azúcar y lácteos. Así, no es infrecuente que cuando uno  come compulsivamente, elija pan blanco, pasta italiana, galletitas, quesos, helados, bombones… en lugar de comer zanahorias, manzanas o brócoli, ya que ni los vegetales, ni las frutas frescas son adictivos.

El cuerpo humano es muy sabio y, cuando uno sigue hábitos saludables, es habitual que un día al levantarse por la mañana piense: “¡Qué ganas de beber un licuado verde de espinacas, manzana verde, menta y jengibre!”. Es el instinto, que nos avisa  lo que necesitamos; pero cuando uno se alimenta mal, es típico levantarse por la mañana y, antes de entrar en la ducha, ir a la cocina a buscar dulces o pan blanco. Es como el fumador o el alcohólico, que necesita su dosis.


Un Acompañamiento facilita tu camino para que puedas actualizar creencias que te afectan; y la Educación Alimentaria te permitirá elegir, preparar y disfrutar  alimentos deliciosos y saludables que no generan adicción y saciarán tu “sed de nutrientes”

Nancy Romeo (h) Inst. en Alimentación y Salud



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