Muchas personas llegan a Vientos de Salud por la idea que tienen de su cuerpo: “Me veo mal”, “No me soporto, me siento gorda”, “Quiero adelgazar, no encuentro ropa que me quede bien”... Por lo general consultan no por su conducta alimentaria sino por el aspecto de su cuerpo.
A las personas obesas, en general, no les gusta mirarse al espejo ni sacarse fotos. Algunos adelgazan y siguen viéndose gordos. Otros están gordos y no se dan cuenta cuánto. El cuerpo es vivido como algo indescifrable, como una especie de masa sin forma.
Considero importante destacar dos conceptos que están profundamente imbricados entre sí: esquema e imagen corporal.
El esquema corporal es la representación de las propiedades del cuerpo (longitud y
tamaño de los miembros), así como de la postura en que está cada parte del
cuerpo, aún con los ojos cerrados. Se construye desde la estructura biológica.
Se conforma mediante:
-Las sensaciones interoceptivas: provienen de los órganos internos
del cuerpo, como las vísceras, y nos dan información acerca de las mismas (por
ejemplo, dolor de estómago).
-Las sensaciones propioceptivas: relacionadas con los movimientos
del cuerpo y con la posición , como el movimiento de los brazos y piernas, a
partir de los estímulos recibidos de los músculos, tendones y articulaciones.
El sistema propioceptivo se encarga de indicar al cerebro si el cuerpo se
está moviendo, así como también la posición relativa de sus diversas partes con
respecto a otra.
-Las sensaciones exteroceptivas: provienen del exterior a través de
los sentidos, dándole al sujeto información y referencia sobre el mundo que lo
rodea.
La imagen corporal es una construcción psíquica. Se construye desde la experiencia relacional, emocional y vincular. Se trata de la representación del propio cuerpo
que tiene el sujeto. Es propia de cada uno y está ligada a la historia singular del sujeto. Es el resultado de la experiencia vivida en la comunicación con su
entorno.
Influye en nuestros pensamientos, sentimientos, conductas y en el modo
en que nos ven los demás.
El ser humano confirma su presencia desde el cuerpo, que lo presenta, y es desde allí que se encuentra con el
mundo, con los otros.
Desde su nacimiento el niño establece un diálogo corporal con el entorno, motivado por sus necesidades.
Con el paso del tiempo se va estableciendo un espacio de
diferenciación entre el cuerpo propio y el materno, y el lenguaje se irá
enriqueciendo: del caos sensorial, desordenado, podrá ir organizando su cosmos;
la aparición de la palabra se sumará a este proceso de representación y
simbolismo.
El cuerpo al que nos referimos no es sólo el orgánico -que sostiene un conjunto de músculos, huesos y articulaciones y encierra una serie de órganos y sistemas- sino el lugar de integración de estructuras bio-psico-socio-afectivas que, a lo largo de un recorrido histórico, constituye el sujeto. Desde nuestra concepción integra el sentir, el pensar y el hacer.
A su vez, el cuerpo que habita un espacio,
lo hace en un tiempo, un orden
temporal que da sentido de duración, de pasado, de futuro, de hoy y ahora.
Desde el origen mismo de la existencia humana y las primeras relaciones, la
espera, la satisfacción de necesidades, la intensidad con que se vivieron los
momentos, fueron significando nuestro hacer en el mundo e inscribiéndose en nuestro cuerpo presente.
El descubrimiento y nuestra vinculación con el propio cuerpo implica
un aprendizaje progresivo de intercambio
y comunicación.
Tener una preocupación exagerada o no ver la realidad de cómo nos
vemos pueden constituir una distorsión
de nuestra apariencia física, la cual puede ser señal de un trastorno de la imagen corporal.
Generalmente las alteraciones de la imagen corporal están relacionadas con las posibles perturbaciones emocionales vivenciadas en las primeras experiencias infantiles.
En pacientes obesos suelen presentarse alteraciones en tres áreas, las cuales se encuentran interrelacionadas:
-Alteraciones de la figura: déficit y/o exceso en la apreciación de
las dimensiones corporales, en forma total o parcial.
Hay pacientes, por ejemplo, que tienen una
idea correcta de su peso pero creen tener un ancho de caderas mucho mayor o
menor que el real.
-Alteraciones del contenido: dificultad en el conocimiento de todas
las sensaciones y funciones corporales. Se incluyen las
dificultades de reconocimiento de las sensaciones de hambre-saciedad.
-Alteraciones del significado: trastornos psicopatológicos
subyacentes. Comprenden desde la preocupación obsesiva por centímetros o gramos
de exceso, otras exteriorizaciones como miedo de ver reflejada la propia
imagen, hasta renegaciones llamativas del tamaño corporal. También se incluyen
los trastornos de la identificación sexual.
Es importante reflexionar acerca de cómo nos sentimos con nuestra propia imagen corporal, ya que hay una gran relación entre esta y los trastornos ligados a la alimentación.
Lic. Marcelo Bragiola
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