Las fibras, que se encuentran en los
alimentos de origen vegetal, son como la escoba de una casa. Sin embargo, además
de su función de limpieza, cumplen otras importantes funciones.
Existen dos tipos de fibras: las solubles
y las insolubles.
Las primeras son aquellas que en
contacto con el agua forman geles. Se las encuentra en la pulpa
y semillas de frutas (manzanas, cítricos, frutillas, peras,
membrillos), legumbres, cereales, sobretodo avena y cebada,
habas, algas.
Un experimento que podés hacer para
identificar la fibra soluble es dejar en remojo una cucharada de semillas de
lino en ½ vaso de agua toda la noche.
Verás por la mañana que el agua está viscosa, espesa. Este tipo de fibra
confiere viscosidad al bolo alimenticio.
Este espesamiento permite que la
digestión y absorción de los hidratos de carbono que sucede en el intestino
delgado sea lenta. Esto hace que la glucemia (glucosa en sangre) suba
lentamente.
Si la digestión es rápida, el aumento
de la glucosa es rápido también, siendo poco beneficioso para nuestro
organismo. Esto ocurre cuando consumimos hidratos de carbono simples, que se
encuentran en azúcar, miel, dulces, gaseosas, golosinas, harinas blancas,
productos de panadería.
Por otra parte, cuando ingerimos fibra
soluble, logramos disminuir la formación interna de colesterol.
Por último, al formar geles viscosos
que ocupan espacio, nos dan sensación de saciedad, con lo cual evitamos
comer demás.
La fibra soluble entonces va a intervenir
favorablemente en la prevención y tratamiento de: diabetes, obesidad
y dislipidemias (alteraciones de grasa en sangre).
En cuanto
a la fibra insoluble es
la que se encuentra en tallos, hojas
y cáscaras de hortalizas y frutas, granos integrales, salvado, semillas y legumbres (porotos, garbanzos, lentejas…), formando
su estructura.
Su función principal es,
sí, la de escoba. Además las fibras insolubles aumentan el volumen de la
materia fecal. Este volumen ejerce presión en las paredes del
colon (intestino grueso), estimulando el peristaltismo. El peristaltismo
es el movimiento que realiza
el colon para expulsar
los desechos. De esta manera
la materia fecal que guarda toxinas y
demás desperdicios que el cuerpo necesita eliminar permanece menos
tiempo en contacto
con las paredes, ya que
aumenta la velocidad del tránsito.
¿Qué sucede
a mayor permanencia de la materia
fecal en el colon?
El intestino
grueso reabsorbe líquidos,
seca la materia fecal. Si los desechos no se eliminan a diario se reabsorben en parte hacia
la sangre, produciéndose
una autointoxicación constante.
Está probado
que una buena
ingesta de este tipo de fibra disminuye la incidencia de: constipación, cáncer de colon y
divertículos.
¿No te parece que son
muchos los motivos por los cuales nos conviene barrer nuestra casa diariamente?
Prof. Nancy Romeo (h) Consulta:
Nutrición Regenerativa, lic. B Lewin
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