domingo, 30 de noviembre de 2014

Si querés bajar de peso disfrutá de la comida!!!


-¿Comés para alimentarte y disfrutar o devoras hasta sobrepasar los límites? ¿Cenás frente al televisor y al terminar te sentís como si no hubieras comido? ¿Desayunas de pie y apurado? ¿Te tomás un tiempo para hacer la merienda sin leer o trabajar?

Aprender a saborear la comida es un gran paso en el camino de crear e instalar nuevos hábitos que te ayuden a bajar de peso.

Comer conscientemente,  usar los sentidos procurando identificar la textura, olor, sabor del alimento te ayudará. Masticar lenta y cuidadosamente como si fuera la primera vez que lo probás te permitirá desautomatizar el acto de comer y disfrutar la comida.

 La orden que nos señala que estamos satisfechos tarda aproximadamente 20 minutos en llegar al cerebro, por lo tanto si  deglutimos rápidamente ¿Cuánta comida incorporamos en ese lapso?

Es fundamental reemplazar privación por moderación. Tal vez asocies  el término “dieta” con la privación y con  los alimentos “no permitidos”. Si es así,  pensá que no estás a dieta sino que estás aprendiendo a comer saludablemente.
Ser moderado no es lo mismo que privarte. Prohibirte comer un alimento que te gusta no sólo es innecesario sino que, además, puede ser uno de los factores que te conduzcan al fracaso en el arte de una nueva forma de comer.
 “Amigate ” con los alimentos, la comida no es la culpable de tu exceso de peso. Lo importante es encontrar el equilibrio y estar en armonía con lo que elegís comer. La actitud que adoptes cambiará tus conductas y de esta manera podrás enfrentarte a cualquier situación social que presente una mesa tentadora.
Aprender a comer vs  dietas restrictivas. El fracaso de las dietas, por lo general, no va seguido de resignación y acomodo a la realidad del cuerpo que nos tocó en gracia. Más bien promueve culpa, angustia y rechazo de uno mismo.

La educación alimentaria te permitirá bajar de peso disfrutando de la comida, encontrar herramientas y aplicar estrategias para utilizar diariamente y en momentos especiales.
Realizar la actividad física que nos resulte placentera
, escuchar nuestro cuerpo, prestar atención a  nuestras emociones y pedir ayuda complementan necesariamente el camino hacia nuestro objetivo. 

Nancy Romeo (h) Inst. en Alim. Salud y Activ. Física 

lunes, 24 de noviembre de 2014

El enojo, la bronca...

      El nexo entre sobrepeso y malestar psicoemocional es evidente.     La obesidad es a la vez causa y consecuencia de situaciones emocionales, y el enojo no es ajeno a ellas.
      Frecuentamente se produce una realimentación mutua que origina un círculo vicioso.
      Muchas personas ceden al impulso de comer compulsivamente en la primera ocasión que se les presenta cuando están sometidas a situaciones de enojo. 
      Se utiliza la comida como recurso para satisfacer las necesidades emocionales, mejorar el ánimo o anestesiar los sentimientos.
      En el núcleo del enojo siempre hay frustración, una necesidad insatisfecha en la que se espera algo y, en su lugar, sucede otra cosa que desilusiona y decepciona.
      Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, comentaba que los individuos nacemos con un innato sentido de amor, pero que la ira y la hostilidad nos llegan cuando la necesidad de amor no es satisfecha o está frustrada.
      Según el diccionario, el enojo es “un sentimiento de ira o enfado”. También dice: “molestia, disgusto, pesar”.
    
     
      En realidad se trata de una de las emociones más frecuentes en el ser humano. Todos nos enojamos, en ocasiones, por algo que alguien nos hace (según nuestra percepción), por algo que no nos hacen, o por algo que nosotros mismos hicimos o dejamos de hacer.
      El enojo comprende sentimientos que varían en intensidad desde una molestia hasta la furia y la rabia, acompañados de manifestaciones del Sistema Nervioso Autónomo.
      El SNA es la parte del sistema nervioso que controla las acciones involuntarias produciendo la dilatación de las pupilas y los bronquios, el aumento de la fuerza y frecuencia cardíaca, la disminución de las contracciones estomacales y la estimulación de las glándulas suprarrenales. 

      También hay personas que parecen vivir constantemente en este estado y, generalmente, son aquellas con las cuales no quisiéramos estar (al menos desde un registro consciente).
      El enojo puede manifestarse de diferentes maneras, entre otras:
-En forma de agresión hacia afuera, muchas veces desplazada hacia quienes aparentemente no tienen relación con ese enojo.
-Acumulando el enojo y agrediéndose a sí mismo. En el ámbito de la salud, el enojo, al igual que cualquier otro sentimiento negativo nos hace daño repercutiendo en nuestro bienestar físico ya que la química de nuestro organismo pierde el equilibrio deteriorando el sistema inmunológico entre otras cosas, por lo que somos presas fáciles de enfermedades tales como gastritis, dermatitis, colitis o síntomas desagradables como dolor de cabeza.
-Como disparador de conductas compulsivas tales como los atracones, la ingesta de alcohol o el consumo de drogas.
      La emoción de enojo es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo de actitudes hostiles y manifestaciones de conducta agresiva.
      Como provocadores del enojo pueden mencionarse:
-La sensación de encontrarse en peligro.
-Los estresores cotidianos (tensiones experimentadas durante el día). Por ej, una persona que ha tenido un día difícil en el trabajo será especialmente vulnerable a enojarse más tarde en su casa por algo.
-La insatisfacción y/o frustración.
      La cuestión es ¿qué puedo hacer yo contra el enojo?
      Un primer paso importante sería poder preguntarnos: ¿Con qué o con quién es mi enojo? ¿Tiene que ver con algún enojo de mi pasado que no pude afrontar en su momento y que sigo sin resolver en mi vida actual? ¿Me enojo con esta persona porque en realidad estoy proyectando algo propio?
      ¿Mi enojo tiene que ver con estar atado a mandatos ajenos y a no seguir mis propios deseos?
      Un segundo paso importante podría ser trabajar nuestra asertividad ¿Cómo expreso mi enojo?

                                                                    Lic Marcelo A. Bragiola

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La autoimagen

      La autoimagen se refiere a la imagen o representación mental que tenemos de nosotros mismos.
      Es como nuestro "espejo interno" y está presente cada vez que pensamos o decimos "yo soy" o "yo no soy", "yo puedo" o "yo no puedo". Cada uno tiene una imagen de sí mismo y esta imagen condiciona nuestra conducta y nuestra relación con los demás.
      La forma en que me veo afecta la forma de mi presentación ante el otro y afecta, por ende, la forma en que el otro me ve.
      En esta imagen de sí hay aspectos que son manifiestos y conscientes y otros aspectos que son más oscuros y difíciles de descubrir.

      Abarca diferentes aspectos de la pesona, entre otros, la percepción y vivencia del propio cuerpo (imagen y esquema corporal), la valoración de sí mismo (autoestima) y la forma en que proyectamos nuestra imagen sobre los demás. Se trata de una construcción psíquica ligada totalmene a nuestra historia personal.
      La historia de esta percepción de sí mismo comienza en el momento del mismo nacimiento.

      En la formación de la autoimagen han incidido decisivamente los "otros significativos" a través de modelos, pautas de conducta, sistemas de valores, actitudes.
      Los otros significativos fundamentales son en primer lugar nuestra madre y, en un segundo momento, el padre -o sus sustitutos, teniendo en cuenta que se trata de las funciones materna y paterna más allá de los padres biológicos. Es decisiva la percepción que ellos han tenido de nosotros, lo que han esperado de nosotros, lo que hemos significado para ellos, la forma en que fuimos mirados, hablados, reconocidos, devolviéndonos una imagen de nosotros mismos como si fueran un espejo sobre el que nos miramos.

      La problemática respecto a la autoimagen está presente en numerosos trastornos psicológicos.
      Además, incide muchísimo cotidianamente en nuestra calidad de vida: en cómo nos sentimos y pensamos, en nuestras conductas, en cómo nos vinculamos y -fundamentalmente- en nuestra autoestima.
      Así como es algo desarrollable a lo largo de la vida, también es trabajable...

                             Lic. Marcelo Bragiola

martes, 11 de noviembre de 2014

Estiramiento de Meridianos con Esferas


      El estiramiento de los Meridianos con esferas aplica el concepto de los Meridianos del cuerpo de la Medicina Tradicional China y la Teoría de los Elementos al trabajo corporal con esferas de distintos tamaños.  Los meridianos son canales o pasajes por donde circula la energía vital.
Existen diferentes tipos de meridianos  de acuerdo a la función que desempeñan y todo el conjunto constituye una red continua, un verdadero circuito cerrado en el cual cada uno se conecta con otro del que recibe energía y con otro a quien se la transmite, asociándose a su vez a órganos y vísceras.
Como los meridianos no son físicos, mucho tiempo se dudó de su existencia. En 1961, el profesor Kim Boham inyectó sustancias colorantes por los pequeños corpúsculos que observó en la piel y así pudo comprobar el curso de la circulación energética en algunos trayectos de los meridianos que tantos años antes trazaran los chinos. Para estos, sin embargo, ellos son tan reales y tangibles que los avezados, rozando apenas la piel con las yemas de los dedos, ubican no sólo a estas vías energéticas sino también a los puntos que, distribuidos a lo largo de ellos, necesitan ser trabajados para evitar el bloqueo del flujo de la energía.
Cuando esto ocurre aparecen síntomas o dolencias en nuestro cuerpo sin causa aparente, producto de un desequilibrio interno, debilitándose el organismo o destruyendo su inmunidad.
Si esto sucede, es bueno considerar que nuestras enfermedades son una oportunidad para aprender de nosotros mismos, para mejorar y cambiar nuestro estilo de vida
Algunas ventajas de la práctica de estiramiento de meridianos con esferas son la reducción del estrés y la fatiga, la armonización del dormir, la concentración y la respuesta inmunológica, la mejoría de la postura y del ritmo respiratorio, y el aumento de la disposición energética debido al incremento del flujo de energía entre los órganos con efectos fructuosos sobre los mismos.
En este proceso los fisiobalones actúan como facilitadores para ampliar la conciencia corporal, ayudando a la percepción y experimentación concreta de los meridianos en nuestro cuerpo.

Las esferas nos asisten de manera placentera y beneficiosa para llevar un poco más lejos cada estiramiento. Siempre manteniendo la atención en nuestra respiración experimentamos la tensión a lo largo del meridiano para luego relajar el esfuerzo suavemente por la exhalación. De esta manera lograremos la correcta redistribución y regulación de la energía.

Practicando esta técnica habitualmente  desarrollaremos una conciencia de lo que significa “dejar ir” y relajar, escuchar las sensaciones que el cuerpo nos transmite y encontrar  el equilibrio apropiado para vivir con mayor plenitud y creatividad.
Prof. Nancy Romeo (h)



miércoles, 5 de noviembre de 2014

La importancia del grupo

     Buceando sobre sus orígenes llegamos al término germánico kruppa = masa redondeada (aludiendo a su forma circular, a la idea de círculo). De dicha palabra deriva el término provenzal grop = nudo (aludiendo a la cohesión). Vemos que aquí ya hay una referencia a dos características de un grupo: generalmente los integrantes se ubican en forma circular y están cohesionados por algo en común (una tarea o un objetivo).
     De esa palabra surge el término italiano groppo o gruppo, aludiendo a un conjunto de personas esculpidas en un mismo bloque de material o pintadas. 
    El groppo scultorico es una forma artística propia del Renacimiento, a través de la cual las esculturas que en tiempos medievales estaban siempre integradas al edificio pasan a ser expresiones artísticas en volumen separadas de los mismos, permitiendo para su apreciación caminar a su alrededor, es decir, rodearlas. Así, sus figuras cobran sentido cuando son observadas como conjunto más que aisladamente. Hacia el siglo XVIII pasó a significar una reunión de personas, divulgándose rápidamente su uso coloquial. 

     Podríamos definir y caracterizar a un grupo de múltiples maneras. 

     En el contexto de lo que proponemos en Vientos de Salud lo concebimos como un grupo:
-Operativo: lo que convoca a los integrantes es una tarea en común, una serie de acciones que se realizan para lograr determinados objetivos.
     En este caso la propuesta es alcanzar un peso saludable, prevenir o aprender a convivir con enfermedades crónicas, favorecer el crecimiento personal y -en definitiva- mejorar la calidad de vida.
    Si bien es homogéneo en cuanto a la tarea (ya que hay una convergencia de los miembros con un fin común), el grupo es heterogéneo en cuanto a su composición, ya que está integrado por personas de diferente edad, nivel sociocultural y socioeconómico, sexo y grado de sobrepeso -lo cual posibilita el encuentro con la diferencia desde el primer encuentro.
-Psicoeducativo: a través de diferentes talleres se van incorporando conocimientos sobre Educación Alimentaria y se van aprendiendo diferentes estrategias para poder alcanzar los objetivos. Cada participante va adquiriendo una especie de “caja de herramientas” que le permitirá afrontar las dificultades y que podrán utilizar cuando lo necesiten. 
-Participativo: cada integrante es protagonista activo, desde su singularidad, actor de su propia acción, en un proceso de esclarecimiento (de necesidades propias, dificultades, etc.), transformación progresiva y desarrollo y apropiación de las herramientas necesarias. Esto permite un compromiso más sólido con la propia recuperación y adaptar el plan alimentario y de actividad física a cada persona.
-Abierto: caracterizado por su flexibilidad, permitiendo el ingreso y salida de los miembros.

     Consideramos esencial el abordaje grupal por varios motivos.
     Estar en un grupo permite a cada uno “abrirse” al otro: compartir, aprender de otras experiencias, poder pedir ayuda y animarse a recibir ayuda de otros.
      El grupo puede transformarse en un espacio que da marco, que aloja, facilitando a cada integrante la reflexión y la organización (teniendo en cuenta la dificultad que suele presentarse en cuanto a esto).
     Al verse cada integrante sostenido y reflejado en los otros miembros del grupo, éste funciona como una red de contención, de apoyo
     La fuerza de un conjunto de personas pugnando por el mismo objetivo es muy grande y esto permite que los integrantes se apoyen y se den ánimo unos a otros.
     La posibilidad de tener una red de contención es muy importante, especialmente en los inicios del tratamiento donde muchas veces uno se siente solo e impotente para modificar hábitos largamente arraigados.
    A su vez, observar el compromiso de sus compañeros con el avance en el tratamiento ayuda a recordarles a los demás en cada reunión la importancia de seguir con los objetivos propuestos.
     Así, el grupo favorece la motivación de los compañeros, especialmente en los momentos de mayores dificultades.

    Además de los objetivos explícitos se trabajan aspectos relacionados con la  pertenencia grupal (el grado de ligazón de los integrantes entre sí y de estos con la tarea), la comunicación y la adhesión al tratamiento.
    El grupo mueve y crea condiciones para la creatividad, así como -si bien no es un grupo terapéutico- suele tener efectos terapéuticos, tendiendo a mejorar a sus integrantes, es decir, a brindarles la posibilidad de desarrollar capacidades y de superar problemas personales por el mero hecho de compartir una situación con otros.


    El enfoque grupal del tratamiento favorece la confrontación e integración de múltiples miradas ante una misma situación, enriqueciendo el proceso  de cada miembro del grupo. El otro se convierte en un “espejo de mí mismo, que me mira desde un lado desde el que tal vez yo no me veo”.
                                                            
                                                         Lic Marcelo Bragiola