Si bien lo perfecto
es enemigo de lo bueno, por qué no intentar este año que comienza “la mejor
versión de uno mismo”.
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Nuestro
organismo está diseñado para funcionar totalmente integrado a la vida natural.
Los adelantos de la ciencia y la tecnología, con cambios en el estilo de vida,
nos han alejado mucho de este camino.
La
persona que trabaja en el campo camina recorriendo extensas distancias verdes,
se agacha para sembrar y observar la evolución de sus plantaciones, sube y baja
de los tractores fortaleciendo sus
piernas, cuando cosecha se estira
realizando ejercicios de elongación sin sospecharlo.
Sin
embargo, nosotros, encapsulados en oficinas, nos vamos achicando y encorvando
hasta adquirir el tamaño y la forma que nos
provoca la distancia que separa nuestra silla de la computadora.
Hemos
creado un mundo en el que algunos viven poco por falta de medios que hacen al
bienestar... pero otros... ”mueren un poco cada día”tal vez por exceso
de “bienestar” o por el estrés que significa obtenerlo.
Los
efectos de nuestro desgaste ”interno” y “externo” son el producto de la acumulación de
situaciones que generalmente se van dando por el maltrato al que sometemos a
nuestra biología desde edades tempranas, y la poca escucha interna que tenemos.
Pareciera
que las preocupaciones tienen la habilidad de “envenenar” nuestra existencia.
Generalmente constituyen un cierto hábito de pensamiento haciéndonos “sentir
nerviosos” por algo que ya sucedió o el temor de que suceda en el futuro, sin
permitirnos disfrutar el hoy.
Por
el contrario, pensar en las necesidades del otro y ocuparnos de ello nos
fortalece. Mientras más aprendemos de los problemas de los demás se desvanecen
los nuestros.
Lo
importante es que debemos tomar conciencia de que la mayoría de los efectos del
envejecimiento y el desequilibrio de nuestro organismo están relacionados con
nuestros hábitos y por lo tanto ¡pueden ser modificados!
Una
vida natural logrará resultados sorprendentes. El aire y el agua puros, la
comida nutritiva, una caminata bajo el sol tibio y un sueño reparador durante
la noche son elementos muy poderosos si los convertimos en hábitos. No nos engañemos, las
conductas saludables pero ocasionales no se las puede considerar como
hábitos.
Jugar
al fútbol una vez por semana puede exponernos a un agotamiento muscular,
desgarros o a una falla cardíaca asociada a otros factores concomitantes.
Comprometerse
con la moderación, es decir evitar
los excesos es otro punto fundamental. Los mecanismos del cuerpo funcionan
dentro de sus límites, por lo que la moderación en la comida, en el descanso,
en el trabajo y en el ejercicio respeta esos límites.
Una
actitud mental positiva se mancomuna
a los mencionados hábitos. Tener pensamientos felices la mayor parte del tiempo
causa cambios bioquímicos en el cerebro, los que a su vez tiene efectos muy
beneficiosos en el organismo.
Analizando
conductas de Longevos Saludables se comprobó que hay algunas características
psicológicas que se repiten en todos ellos: No les preocupa envejecer ni
morir; emprenden todos los proyectos que, una vez evaluadas las posibilidades,
sienten que desean concretar; sus vidas prolongadas son la suma de
cada uno de los días del presente, bien aprovechados y vividos.
Comenzó un Nuevo Año, cómo vivirlo es una cuestión
de elección.
Si es tu deseo, VIENTOS de SALUD puede ayudarte a
construir la “Mejor versión de vos mismo”.
Nancy
Romeo, Inst. en Alimentación, Salud y Activ. física
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