El consumo de cannabis se remonta a muchos siglos antes de nuestra era.
A lo largo de la historia se han descripto usos médicos, religiosos y
recreativos. Del mismo modo, desde siempre hubo referencias sobre sus efectos
psicotrópicos negativos y su capacidad para generar dependencia.
La referencia más antigua que se posee sobre esta planta figura en un libro de la farmacopea china del año
También se indica que una ingesta excesiva puede producir alucinaciones o “visiones diabólicas”.
Sus efectos eran conocidos por los médicos griegos: Galeno hace
referencia a que era convidada en los banquetes con el fin de producir alegría
y risa. Herodoto,
en el siglo V, hablaba de sus “propiedades embriagadoras”.
La marihuana es una mezcla gris verdosa de hojas, tallos, semillas y
flores secas y picadas de la planta hembra de la cannabis sativa cuya fibra se
conoce con el nombre de cáñamo, originaria de Asia Central.
Actualmente es la sustancia ilegal más consumida en todo el mundo: se
estima que la consumen aproximadamente 190.000.000 personas (el 4 % de la
población mundial de entre 15 y 64 años, por lo menos una vez el último año).
En América Latina, Argentina
se ha convertido en el país de mayor consumo (cerca del 9%, con una edad
promedio de inicio de 15 años).
Es habitual
escuchar que “no hace mal, es solamente
una plantita, es natural…”, aunque sabemos que el tabaco es también “una
plantita” y no por eso deja de causar cáncer, el opio es “natural” y a nadie se
le ocurre afirmar que eso lo convierte en inocuo.
Como afirma la Dra. Débora Serebrisky (psiquiatra especializada en
adicciones), “resulta alarmante la
naturalización de su consumo y la ignorancia de sus efectos perjudiciales…”.
Esta idea se ha
instalado y crecido al amparo de discursos que la aseguran inocua. Se dice de la marihuana que no genera adicción, que es menos tóxica que el tabaco y que
hasta puede resultar beneficiosa en algunas circunstancias.
Tres "mitos" que gozan de una
controvertida aceptación social y que la ciencia médica refuta. "Nada más alejado de la realidad",
enfatizaron desde el Sedronar al difundir que uno de cada cuatro pacientes en
tratamiento en centros dependientes del organismo estaban siendo rehabilitados
por adicción a la marihuana.
Los efectos de una sustancia en el organismo pueden ser de
muy diversos tipos, dependiendo de la naturaleza de la propia sustancia, de la
vía de entrada y de las características del sujeto que la consume. La cannabis contiene más de 400 componentes
químicos, de los cuales se conocen al menos 60 cannabinoides (compuestos
orgánicos que activan los receptores cannabinoides en el organismo humano) que
son únicos de la especie.
Por sus efectos psicoactivos el componente químico más importante es el
THC (delta- 9 –Thetrahidrocanabinol). Cuando se inhala marihuana, el THC llega rápidamente al
cerebro a través de la sangre. Sus efectos se sienten a los pocos minutos y
pueden durar hasta dos o tres horas. Puede ser retenido en el cuerpo hasta 45 por
45 días después de su introducción al organismo, alterando la concentración de
neurotransmisores en el SNC.
Un cigarrillo es suficiente para provocar, en un individuo de 80 a 90 kg
de peso, la sintomatología mínima.
El THC atraviesa con facilidad la barrera placentaria y, además, se
acumula en la leche materna. Por su afinidad con los lípidos, se une a la grasa
corporal provocando una prolongación de sus efectos y de su acumulación en el
organismo.
El consumo de marihuana es responsable de muy variados efectos sobre la
salud, ya que actúa sobre la corteza cerebral, principalmente en las áreas que
controlan la movilidad de los miembros, los órganos sensoriales y el
comportamiento.
A nivel psíquico, además de los efectos buscados por los usuarios de
esta sustancia (euforia y relajación, alteraciones perceptuales e
intensificación de experiencias sensoriales), su consumo puede producir efectos
indeseables, como ansiedad y reacciones de pánico.
Si bien la intoxicación con marihuana es leve, es una droga “traidora”,
sobre todo para los más jóvenes, pues su deterioro se ve luego de muchos años
generando el mentado “síndrome amotivacional” que produce el empobrecimiento
emocional y consecuente deterioro de la personalidad.
Uno de los
estudios más amplios sobre los efectos en la salud del uso persistente de
cannabis revela que deteriora el coeficiente intelectual y que afecta la
memoria y otras funciones mentales. Los daños, aseguran los científicos, son
irreversibles.
A nivel físico su consumo prolongado produce, entre otros efectos:
-Pulmonares: la
marihuana contiene más alquitrán que el tabaco, el cual tiene numerosos
carcinógenos como acetona, amonio, benceno, antraceno y benzopireno. Los
fumadores de marihuana desarrollan una menor capacidad de difusión pulmonar y
un flujo expiatorio forzado, puesto que inhalan profundamente, retienen el humo
en sus pulmones por un período más largo de tiempo, fuman el cigarrillo
completo y el humo no es filtrado. Además, produce irritación en la
mucosa nasofaringe y bronquial, incrementándose el riesgo de sinusitis,
faringitis, bronquitis con tos persistente, enfisema y displasia pulmonar.
-Cardiovasculares: aumento temporal de la
frecuencia cardíaca (en un 20-50 %) y alteraciones en la presión arterial.
-Endócrinos: disminución
de las hormonas sexuales. En el varón se reduce el número y la
movilidad de espermatozoides, así como aumenta la presencia de anomalía en
estos, ya que pueden verse alterados los cromosomas. En la mujer se produce una
interferencia en la ovulación e irregularidades menstruales.
-Psicomotrices: cierta torpeza en la coordinación del movimiento y el
equilibrio. Daña el buen pulso. Dificulta el desempeño en tareas complejas. El
consumidor tiene incapacidad de prestar atención constante y de asimilar
procesos de información complejos. Se dificulta el manejo de automóvil, el
pilotaje de avión y la operación de otras máquinas. Las dificultades en este
desempeño pueden durar hasta 10 horas después de iniciarse el estado elevado.
Después de lo presentado en este artículo, parece que la Cannabis es más que una plantita inofensiva...
-Lic. Marcelo A. Bragiola-