“Me deprimí… Aguanté hasta que me comí todo lo que
tengo en la heladera… Después estuve con vómitos, dolor de estómago…”.
“Hice un revoltijo. Me comí un chocolate gigante, un
montón de galletitas y un postre con dulce de leche… Todo junto…”. (D., paciente)
“Muchas veces como compulsivamente cuando me siento
sola, deprimida o ansiosa… Me llego a sentir muy tensa y vacía… Trato de
aguantarme, pero me libero de estos sentimientos comiendo sin control…”. (M., paciente)
Ambas pacientes manifiestan tener recurrentes atracones, es decir, ingestas excesivas fuera de control.
Los atracones se han asociado frecuentemente a síntomas de adicción, en especial a alimentos con alto contenido de azúcar, de harina y de sal. Esto tiene relación con los centros de recompensa del cerebro. Para el comedor compulsivo, la ingestión de alimentos fomenta la liberación anormal de neurotransmisores de serotonina y dopamina -responsables de sensaciones placenteras.
El objetivo del sistema de recompensa es claro: hacer que querramos repetir uno o más comportamientos asociándolos a la sensación agradable como forma de asegurar nuestra existencia. Pero este sistema no sólo se activa ante comportamientos básicos para la especie, sino que también es capaz de liberar dopamina ante acciones que no son beneficiosas -como actitudes riesgosas y experiencias dolorosas- que bien pueden convertirse en placer.
Por supuesto que en este trastorno influyen factores psicológicos y medioambientales. Casi la mitad de las personas con esta problemática tiene un historial de depresión. No está claro si la depresión es la causa o el efecto del trastorno.
Mucha gente admite que el miedo, la tristeza, el aburrimiento, la ansiedad u otras emociones "negativas" pueden provocar un episodio de atracón.
Suelen tener baja autoestima y dificultad para expresar sentimientos y emociones, utilizando la comida como un modo de sobrellevar emociones que de otra manera serían insoportables.
Frecuentemente provienen de familias que comen demasiado o que ponen un fortísimo énfasis en la comida, usándola -por ejemplo- como un premio o como algo reconfortante y calmante.
Desde 1994 se considera el "Trastorno del atracón compulsivo" como un cuadro clínico propio dentro de los trastornos de alimentación. Más recientemente fue incluido dentro de la problemática alimenticia como "Trastorno por atracón", caracterizado por episodios frecuentes de comer sin control, compulsivamente.
Este trastorno había sido descripto por primera vez en 1959 como "Síndrome de alimentación nocturna".
Las personas que padecen de este trastorno ingieren alimentos para sentirse físicamente incómodos (indigestión) y con náuseas, debido a la cantidad de alimentos consumidos.
Los atracones también ocurren en las personas con bulimia. Sin embargo, existe una diferencia importante: las personas bulímicas acompañan los episodios de abusos de alimentos con algún método de compensación, ya sea por medio de diuréticos, laxantes, ayunos, vómitos o actividad física excesiva.
Más allá de las descripciones genéricas es fundamental abordar este tipo de problemáticas teniendo en cuenta el "caso por caso", respetando la singularidad de cada sujeto...
-Lic. Marcelo A. Bragiola-
El objetivo del sistema de recompensa es claro: hacer que querramos repetir uno o más comportamientos asociándolos a la sensación agradable como forma de asegurar nuestra existencia. Pero este sistema no sólo se activa ante comportamientos básicos para la especie, sino que también es capaz de liberar dopamina ante acciones que no son beneficiosas -como actitudes riesgosas y experiencias dolorosas- que bien pueden convertirse en placer.
Por supuesto que en este trastorno influyen factores psicológicos y medioambientales. Casi la mitad de las personas con esta problemática tiene un historial de depresión. No está claro si la depresión es la causa o el efecto del trastorno.
Mucha gente admite que el miedo, la tristeza, el aburrimiento, la ansiedad u otras emociones "negativas" pueden provocar un episodio de atracón.
Suelen tener baja autoestima y dificultad para expresar sentimientos y emociones, utilizando la comida como un modo de sobrellevar emociones que de otra manera serían insoportables.
Frecuentemente provienen de familias que comen demasiado o que ponen un fortísimo énfasis en la comida, usándola -por ejemplo- como un premio o como algo reconfortante y calmante.
Desde 1994 se considera el "Trastorno del atracón compulsivo" como un cuadro clínico propio dentro de los trastornos de alimentación. Más recientemente fue incluido dentro de la problemática alimenticia como "Trastorno por atracón", caracterizado por episodios frecuentes de comer sin control, compulsivamente.
Este trastorno había sido descripto por primera vez en 1959 como "Síndrome de alimentación nocturna".
Además, suelen padecer sobrepeso.
Los atracones también ocurren en las personas con bulimia. Sin embargo, existe una diferencia importante: las personas bulímicas acompañan los episodios de abusos de alimentos con algún método de compensación, ya sea por medio de diuréticos, laxantes, ayunos, vómitos o actividad física excesiva.
Más allá de las descripciones genéricas es fundamental abordar este tipo de problemáticas teniendo en cuenta el "caso por caso", respetando la singularidad de cada sujeto...
-Lic. Marcelo A. Bragiola-
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