martes, 25 de marzo de 2014

Arco Iris en el Plato de chicos...y grandes




Es un buen propósito que los chicos aprendan a comer más frutas y verduras. Cada una de ellas se atesorará en su pequeño cuerpo  brindando riqueza de vitaminas y minerales a lo largo de sus vidas. Opuestamente reducirán la posibilidad de adquirir patologías como obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, colesterol alto entre otras.
Es necesario reconocer que si los adultos no consumimos vegetales o no los presentamos en la mesa oscurecemos el camino para ver el arco iris en la mesa familiar.
Cuando en nuestro plato aparecen muchos colores, sin saber demasiado sobre nutrición tenemos la pauta de que estamos mejorando nuestra alimentación.
Podemos destacar entre los numerosos nutrientes de las verduras, la VITAMINA A, porque ésta se encuentra en la mayoría. La vitamina A cumple una función esencial en la visión, ya que permite percibir detalles cuando la luz es tenue.
Para llamar la atención de los niños, se les podría enseñar que las verduras tienen muchas vitaminas que los ayudan a ver mejor en la oscuridad, a estar sanos y fuertes.
Es importante que los chicos se familiaricen con las FRUTAS, conozcan sus variedades y la importancia de comerlas. Entre los distintos nutrientes de las mismas elijo destacar la VITAMINA C, porque en mayor o menor medida se encuentra en todas las frutas frescas.
La vitamina C aumenta nuestras defensas y ayuda a la formación de colágeno, una proteína fundamental para la salud de la piel; -“Si te lastimás jugando la herida se curarà muy rápido”…
Para lograr que los niños conozcan y acepten las distintas frutas y verduras, es necesario que las prueben hasta en 15 oportunidades.
Cada vez que ofrezcan una misma fruta prueben distintas formas de presentación o preparación, por ejemplo banana cortada en rodajitas formando una espiral, licuada con leche, mezclada con otras frutas  y/o con yogur …
Aprender cuáles son las frutas de estación e inclusive ir a comprarlas juntos con sus mochilas, carritos, changuitos o camioncitos les podría resulltar divertido.
Reemplazar las golosinas por alguna fruta fresca, frutas desecadas o secas (pasas de uva, almendras, nueces…) es  una buena sugerencia como también alentarlos a que participen en la preparación de las mismas para su consumo: lavarlas, cortarlas, pisarlas, decorar platos formando figuras. Lo mismo con los vegetales, hay que dejar que nos ayuden a lavarlos, escurrirlos, cortarlos o  a preparar alguna receta.
Es inevitable que estas actividades se conviertan en un acto de amor y comunicación.
Cuando al niño no le guste alguna verdura, no forzarlo. Conviene intentar en otro momento, con mucha paciencia y de una forma diferente: tomates cherries, tomates rellenos, salsa de tomate, rodajas de tomate en una pizza…y lo que la imaginación despierte.
Es importante no “chantajear” a los chicos para que coman verduras (“Si comés la ensalada podés ir a jugar”).  
En la cocina la creatividad y el ingenio siempre deben estar presentes, y para despertar la curiosidad de los “bajitos” no hace falta ser un experto cocinero.
Podemos disfrazarlas agregándolas a comidas que ya les gustan, transformarlas en distintas preparaciones: milanesas, purés, brochettes, croquetas, hamburguesas, salteadas con pollo y arroz, pizza de vegetales o de cualquier otra manera que se nos ocurra.
Como todo hábito nuevo lo incorporaremos paulatinamente; la repetición del mismo y la decisión del cambio nos permitirá afianzarlo.
Los chicos y nosotros iremos desplazando la comida poco saludable hacia una nube tormentosa para que en nuestro hogar brille un luminoso y colorido ARCO IRIS

Nancy Romeo (h), Inst. en Alimentación, Salud y Activ. Física.  


   





  

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