lunes, 19 de mayo de 2014

La mayoría de los chicos va a la escuela sin desayunar, lo que baja su rendimiento.

   
 Remolonear 15 minutos más en la cama, vestirse a las corridas y salir sin casi nada en el estómago ya sea  al trabajo o a la escuela es un hábito cotidiano. Los chicos están reproduciendo una costumbre de adultos que pone en peligro su salud. Sólo uno de cada diez chicos en edad escolar toma un desayuno nutricionalmente completo en su casa antes de ir al colegio. 
     La mayoría  de los chicos va al colegio sin desayunar, mientras que generalmente los adolescentes saltean comidas y abusan de grasas saturadas. La combinación es una receta infalible para que la generación que hoy crece se llene de  personas obesas, con diabetes tipo II, que padezcan accidentes cerebro vasculares y propensas a tumores. Paralelamente, en el país abunda gente que cae en la condición de “obeso desnutrido”, con bajo rendimiento escolar y laboral.

    La excusa más habitual es la falta de tiempo. Hacemos todo por dormir más y creemos que quedarnos media hora más en la cama nos va a ayudar a no dormirnos durante el día. Nada más errado ya que durante las horas en que dormimos nuestro cerebro sigue funcionando y consumiendo glucosa, su principal combustible. Por lo tanto al no desayunar no reponemos el combustible que necesitan nuestra neuronas y estaremos somnolientos.
     Los chicos, en pleno período de crecimiento y desarrollo gastan mucha más energía que los adultos. La energía se las provee el alimento, por lo tanto no alimentarse a horario y adecuadamente no tarda en hacerse notar. Después sucede que los chicos tienen problemas de atención o les cuesta concentrarse y se los termina derivando a la psicopedagoga, al oftalmólogo, al psicólogo. Y lo que necesitan es alimentarse correctamente.
     La falta de glucosa en el cerebro trae como consecuencia síntomas como mal humor, dolor de cabeza y  en el corto plazo consecuencias cognitivas como pérdida de la memoria, la fluidez verbal y la capacidad de atención. Y en el largo plazo, costumbres poco saludables que multiplican patologías.
     Los fracasos escolares y algunas enfermedades como la anemia son directamente proporcionales a la falta de educación alimentaria, especialmente en lo que toca al desayuno. Corroborando esta presunción, el Hospital Ricardo Gutiérrez dio a conocer algunas cifras y realidades de un fenómeno en avance: el déficit en el aprendizaje y atención combinado con niveles elevados de colesterol total y obesidad.
   También la desnutrición franca o encubierta y el exceso de grasas en la dieta están abriendo las puertas a un crecimiento explosivo de futuros males cardiovasculares en la Argentina.
    También se observa osteoporosis en la menopausia o embarazo, por déficit de calcio”.
   
El escaso porcentaje de los chicos que desayunan, lo hacen de manera incorrecta, tomando sólo café o mate cocido, sin lácteos, cereales, frutas y semillas”.

     Los chicos con sobrepeso generalmente no desayunan, empiezan el día con golosinas que compran en el quiosco del colegio. Estas debido a su contenido de grasas y azúcares, brindan un poco de energía para la actividad física inmediata; pero si de aprendizaje o alto rendimiento se trata, se necesita otra clase de nutrientes, como las proteínas, vitaminas y minerales”.
Siempre que se evaluó el rendimiento de una persona no sólo en materia escolar sino también en actividades manuales y tareas administrativas, la falta de un desayuno aumentaba el número de errores cometidos y de dificultad para concentrarse en lo que se estaba haciendo.
    
Las soluciones no llegarán salvo que la familia se organice de manera correcta, muy a contracorriente de un medio social que tiende a desorganizarla.”Sabemos que muchas madres trabajan, pero un ligero cambio de horarios podría lograr que toda la familia desayune bien. Otra de las soluciones es que las mamás se junten para solicitar al colegio que en el quiosco se vendan menos chocolates, galletitas, grasas y azúcares y más cereales, granola, yogur, flan, queso y ensalada de frutas.

    También puede recurrirse al “sandwich inteligente”, con abundante tomate, lechuga, queso crema y una feta delgada de carne. El quiosco puede recurrir a las hamburguesas artesanales, con carne magra, zanahoria rallada, queso y huevo.
     En Vientos de Salud realizamos Educación Alimentaria para las mamás y para quienes deseen aprender cómo alimentarse saludablemente.

-Nancy Romeo (h) Inst. en Alimentación, Salud y Activ. Física.  


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