jueves, 10 de abril de 2014

Fe en mí

El título no es casual, sino que fue pensado aludiendo a dos cuestiones: por un lado porque apunta a la autoconfianza y, por otro, porque el nombre está constituido por las iniciales de los recursos de afrontamiento que desarrollaré más adelante.  
El concepto de afrontamiento ha tenido importancia en el campo de la psicología desde la década de 1940.
Llamamos recursos de afrontamiento a las herramientas con que cuenta una persona para afrontar diferentes situaciones, para responder a las demandas externas o internas que son vividas como excesivas o desbordantes.
Cuando hablamos de responder nos referimos a manejar la situación que nos resulta problemática, ya sea intentando evitarla, tolerarla, dominarla o modificarla.
Decir que una persona tiene muchos recursos no sólo significa que dispone de un gran número de ellos, sino que también tiene habilidad para aplicarlos ante las distintas demandas.
Los recursos de afrontamiento pueden utilizarse en forma positiva o negativa. Uno puede utilizar un recurso en el momento necesario y en cantidades adecuadas o en forma inadecuada. Lo bueno es lograr flexibilidad en su utilización.
Podemos tomar como ejemplo la adrenalina que segregan nuestras glándulas suprarrenales ante una situación de emergencia: si segrego demasiado me va a estresar (utilización negativa); si segrego la cantidad necesaria para una conferencia me va a ayudar para la acción (utilización positiva).


Teniendo en cuenta la diversidad de clasificaciones que se han realizado, distinguiremos seis tipos de recursos de afrontamiento:

RECURSO FÍSICO

Tiene que ver con la salud y la energía propias del individuo. Incluye el desarrollo de los sentidos (con los cuales escuchamos, olemos, vemos o degustamos), el uso de la fuerza y la actividad física.
Por ejemplo, una persona frágil, enferma, cansada o débil tiene menos energía que aportar al proceso de afrontamiento ante una situación estresante que otra saludable y robusta.
Del mismo modo, la actividad física es un pilar importantísimo para el tratamiento de la obesidad.

RECURSO EMOCIONAL

Se refiere a la capacidad para expresar nuestras emociones, aquello que sentimos, a través de la palabra o  del arte (como la pintura, la escritura, la escultura, el baile o la música). Incluye la disposición interna emocional (humor, optimismo) así como la habilidad para reconocer sentimientos y nombrarlos.
Se trata de un recurso fundamental, ya que frecuentemente aquello que no ponemos en palabras lo expresamos a través del cuerpo (como en el casos de las enfermedades psicosomáticas) o en actos que nos perjudican (como el fumar o comer compulsivamente).

RECURSO ESPIRITUAL  

Puede ser la creencia en un Dios o en un poder sobrenatural, en otras personas, en uno mismo (verse a uno mismo positivamente), en una idea o en la confianza en un tratamiento.
Incluye tanto recursos religiosos como filosóficos (Yoga, meditación, contemplación de la naturaleza). Son creencias que ayudan a conservar la esperanza, encontrar sentido a lo que está sucediendo y mantener los esfuerzos de afrontamiento en las condiciones más adversas. Recurrir a ejercicios de respiración y de relajación, por ejemplo, constituye un eficaz recurso ante situaciones estresantes.

RECURSO SOCIAL (NÚCLEO FAMILIAR Y SOCIAL)
Se refiere a las habilidades sociales (capacidad de comunicarse y de actuar con los demás en una forma socialmente adecuada y efectiva; empatía; cooperación) y a la red de apoyo (soporte emocional, contención).
Los estudios demuestran que las personas que tienen una red de apoyo social importante están más protegidos del estrés que aquellos que carecen de él.
En el tratamiento de la obesidad, por ejemplo, el apoyo del entorno (familiares, compañeros de trabajo, amigos) nos ayuda a motivarnos cuando estamos descorazonados, a sentir que no estamos solos, que nuestras preocupaciones y éxitos son apreciados por los demás.

RECURSO MENTAL O COGNITIVO

Está basado en la capacidad de autocontrol, de pensar lógica y racionalmente, analizar situaciones, evaluar riesgos, conseguir información y aprender, predecir opciones útiles para obtener los resultados deseados, programar y examinar posibilidades alternativas y nuevas estrategias, elegir un plan de acción apropiado para solucionar problemas.
Se expresa a través del autocontrol de los impulsos y de acciones específicas que permiten, por ejemplo, anticiparse a situaciones de riesgo y abordar con tranquilidad un problema.
 
RECURSO DE LA IMAGINACIÓN

Se basa en la creatividad para buscar soluciones. Nos permite soñar, intuir, ser flexibles, cambiar, buscar soluciones en nuestra fantasía, encontrar nuevas maneras de afrontar situaciones de angustia y cambiar situaciones indeseables.


En Vientos de Salud consideramos muy importante conocer aquellos recursos de afrontamiento con que contamos, por ejemplo, para facilitar el tratamiento de los problemas de obesidad o para abordar situaciones que pueden resultarnos difíciles de superar.

Lic. Marcelo A. Bragiola

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