Los alimentos están formados por nutrientes; estos son los Hidratos de Carbono, las Proteínas, las Grasas, las Vitaminas,
los Minerales y el Agua. El arte de alimentarnos
saludablemente nos permitirá elegir los de mejor calidad, combinarlos
adecuadamente y consumirlos en la cantidad necesaria para cada uno de nosotros.
Cada uno de estos nutrientes tiene funciones específicas en
el organismo.
La principal función de LAS PROTEÍNAS es la construcción y reparación de células y tejidos nuevos. Son como los ladrillos de
una casa. Forman nuestros tejidos, enzimas, hormonas, pelo, huesos, órganos,
material de sostén y más.
Los alimentos de origen animal que nos proveen proteínas y
nos conviene consumir son el pescado,
pollo orgánico, huevo, y en menor proporción carnes rojas y lácteos.
Las fuentes de proteínas vegetales son las legumbres, derivados de la soja, cereales
integrales (sobre todo quínoa y amaranto), frutas secas y seitán
(“carne vegetal” preparada con la proteína del trigo o gluten).
La sugerencia de disminuir
el consumo de carnes rojas se debe a que su exceso puede provocar:
·
Sobrecarga de la función hepática y renal
(debido a que el amoníaco derivado de las proteínas se transforma en urea en el
hígado para eliminarse por vía renal).
·
Enfermedad cardiovascular (por el gran contenido
de grasas saturadas y colesterol que tapan las arterias)
·
Trastornos articulares, gota (por la acumulación
de ácido úrico)
·
Enfermedades alérgicas y autoinmunes (debido a
que las proteínas pueden provocar alergias en personas sensibles)
·
Constipación (por falta de fibras)
·
Fibrosis, contracturas y dolores (por acumulación de los desechos metabólicos
ácidos).
Además las vacas son medicadas con antibióticos que luego
pasan a nuestro organismo. Así nos vamos volviendo más resistentes a estos
medicamentos y necesitamos dosis cada vez más fuertes.
Otro motivo por el cual hay que controlar la ingesta de
carnes es la presencia de una sustancia, la Tirosina, que es antecesora de la Adrenalina, hormona que segregada en demasía genera ansiedad,
irritación, nerviosismo e insomnio.
Un pollo de criadero está listo para el consumo en sólo 30
días. Lo más probable es que haya crecido rápidamente debido al consumo de
hormonas y también recibe antibióticos. Asimismo para un rápido engorde lo
alimentan día y noche gracias a que le dejan la luz prendida, quebrando el
ciclo natural de actividad y descanso.
En cambio el pollo orgánico vive 90 días. Come maíz,
gusanos, pasto y camina. Ve la luz del sol y cuando éste se esconde el pollo
descansa.
Como fuetes de proteína animal el huevo y el pescado son
buenas opciones. La clara ofrece proteínas de excelente calidad y la yema nos
brinda fosfolípidos importantes para
el sistema nervioso, vitaminas A y B
y hierro. Investigaciones recientes
eliminan la creencia de que el huevo aumenta el colesterol en sangre. Así como
el pollo, es recomendable que los huevos que consumimos sean de origen orgánico.
El pescado es muy
buena elección, ya que su contenido en grasas saturadas es menor que el de la
carne y el pollo. Además nos brinda otro
tipo de grasas denominadas insaturadas que contrariamente a las
anteriores reducen el riesgo de de padecer enfermedades cardiovasculares.
También nos aportan vitaminas A y D y minerales como el fósforo y el cobre. Los pescados más recomendados son los de aguas profundas;
contienen mayor proporción de grasas Omega
3 y menor posibilidad de estar contaminados con metales pesados que vuelcan
las industrias cerca de las costas.
Los vegetales como legumbres,
derivados de la soja, cereales sobre todo quínoa y amaranto además de
otorgarnos proteínas nos proporcionan fibras y grasas insaturadas de buena
calidad.
Inversamente a las
carnes, los cereales integrales poseen una sustancia precursora de la Serotonina, un neurotransmisor con acción antidepresiva, que nos permite estar
en calma, conciliar el sueño y regular el apetito.
Las unidades que forman las proteínas se denominan aminoácidos. Existen aminoácidos que el
cuerpo puede fabricar y otros no, por lo tanto resulta esencial consumirlos a
través de los alimentos. Las proteínas animales tienen mayor proporción de
aminoácidos esenciales y las proteínas vegetales menor proporción.
Para contrarrestar esta carencia la solución está la combinación. Comiendo cereales y
legumbres obtenemos todos los aminoácidos esenciales.
Si disminuimos el consumos de carnes y lácteos, tanto el
hierro como el calcio lo obtenemos consumiendo legumbres, hojas verde
oscuro (acelga, espinaca, perejil, brotes), brócoli, repollo, frutas secas y deshidratadas, semillas,
pescado y huevo.
Para lograr una sólida estructura y nuestro “confort”
orgánico es hora de elegir con qué
materiales queremos construir la casa que habitamos, que es nada más y nada menos que
“Nuestro propio cuerpo”.
-Nancy Romeo (h) Inst. en Alimentación, Salud y Act. Física
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