El agua es indispensable para la vida y la sustancia más abundante en todo el
organismo. El cuerpo humano se compone casi en un setenta por ciento de agua;
en una persona adulta que pesa unos 67 kilos, casi 47 kilos son de agua. De
estos, 30 litros
están dentro de las células y 17
litros se encuentran fuera de ellas: en la sangre, en la
linfa, el plasma y líquidos varios (oído, ojos, sinovial, cefalorraquídeos
etc.).
Nuestra digestión
también depende del agua que bebamos diariamente, desde la saliva hasta la
evacuación.
El agua depura, desintoxica; para que nos demos una idea, el intestino delgado mide
casi 7 metros y el intestino grueso casi 1,5 metros por 6 centímetros de
diámetro. Es necesario que los restos de la
evacuación no se queden mucho tiempo porque de lo contrario se
produciría un autoenvenenamiento. El agua ingerida es de capital importancia
para “baldear” los intestinos y ayudar a
la evacuación.
El agua “limpia” los riñones y el hígado;
es el principal medio de transporte
de nutrientes, de desechos y de las sustancias reguladoras de las reacciones
químicas; también actúa como termorregulador
contribuyendo con el mantenimiento de la temperatura corporal.
No menos valiosa es su intervención para
la textura de la piel; si está sedienta
se arruga anticipando el paso del tiempo, pues en su contacto con el exterior
pierde un litro diario.
Muchas veces las mujeres en pleno verano
llevamos las piernas cubiertas, pues la celulitis, flacidez y algunas otras
cositas nos molestan. La realidad es que el agua representa, junto a una alimentación saludable y actividad física adecuada, nuestra
mejor arma para combatir estos malestares.
Con respecto al ejercicio es fundamental
hidratarse antes, durante y después de la actividad física para regular la temperatura corporal y compensar
el líquido perdido. En caso contrario el rendimiento
físico desciende rápidamente- aumentando el esfuerzo para mantener la misma intensidad de
ejercicio porque disminuye el agua de la sangre, reduciéndose el volumen
sanguíneo de la circulación. De esta manera la demanda de energía de los músculos no puede ser satisfecha.
Otro beneficio del agua es colaborar con el descenso de peso. El
agua aumenta el volumen de los alimentos sin agregar calorías, produciendo a su
vez mayor saciedad.
Un hombre debe consumir 3 litros de agua
por día y una mujer un poco más de dos litros. Parte del agua la obtenemos de
los alimentos; no olvidemos que las frutas
y verduras son sumamente generosas a
la hora de hidratarnos, además de aportarnos vitaminas, minerales, fibras y
fitonutrientes.
La mayoría de nosotros cree que incorporar
agua significa tomar mate, té o café, beber gaseosas cola o bebidas
alcohólicas, pero si pensamos bien… cuándo lavamos una remera… ¿lo hacemos con
agua limpia o con mate? Por lo tanto si queremos desintoxicarnos y limpiarnos
ya tenemos la respuesta. Además la cafeína que poseen estas bebidas y el
alcohol tienen un efecto deshidratante.
Lo importante es adquirir el hábito en forma gradual. Cada uno
buscará sus propios recursos.
Te sugiero algunas estrategias que te ayudarán,
como llenar diariamente cuatro botellitas de 500cc para que te acompañen una a
una a todas partes, consumir gelatinas, caldos, sopas, licuados con frutas,
agregar hielo a otras bebidas entre otras.
Espero que después de esta información del MANANTIAL DE
BENEFICIOS que te ofrece el AGUA
PURA.
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Nancy Romeo (h)
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