jueves, 24 de abril de 2014

Agua Pura, "Manantial de Beneficios"

El agua es indispensable para la vida y la sustancia más abundante en todo el organismo. El cuerpo humano se compone casi en un setenta por ciento de agua; en una persona adulta que pesa unos 67 kilos, casi 47 kilos son de agua. De estos, 30 litros están dentro de las células y 17 litros se encuentran fuera de ellas: en la sangre, en la linfa, el plasma y líquidos varios (oído, ojos, sinovial, cefalorraquídeos etc.).
    
El agua, apacible y sigilosa, recorre todos los tejidos de nuestro cuerpo beneficiándonos. El respetuoso cerebro y los inquietos músculos están compuestos por un 71 por ciento de agua, y los huesos que parecen ser tan rígidos, por un 50 por ciento.
Nuestra digestión también depende del agua que bebamos diariamente, desde la saliva hasta la evacuación.
     El agua depura, desintoxica; para que nos demos una idea, el intestino delgado mide casi 7 metros y el intestino grueso casi 1,5 metros por 6 centímetros de diámetro. Es necesario que los restos de la  evacuación no se queden mucho tiempo porque de lo contrario se produciría un autoenvenenamiento. El agua ingerida es de capital importancia para “baldear” los intestinos y ayudar a la evacuación.
     El agua “limpia” los riñones y el hígado; es el principal medio de transporte de nutrientes, de desechos y de las sustancias reguladoras de las reacciones químicas; también actúa como termorregulador contribuyendo con el mantenimiento de la temperatura corporal.
     No menos valiosa es su intervención para la textura de la piel; si está sedienta se arruga anticipando el paso del tiempo, pues en su contacto con el exterior pierde un litro diario.
     Muchas veces las mujeres en pleno verano llevamos las piernas cubiertas, pues la celulitis, flacidez y algunas otras cositas nos molestan. La realidad es que el agua representa, junto a una alimentación saludable y actividad física adecuada, nuestra mejor arma para combatir estos malestares.
    Con respecto al ejercicio es fundamental hidratarse antes, durante y después de la actividad física para  regular la temperatura corporal y compensar el líquido perdido. En caso contrario el rendimiento físico desciende rápidamente- aumentando el esfuerzo  para mantener la misma intensidad de ejercicio porque disminuye el agua de la sangre, reduciéndose el volumen sanguíneo de la circulación. De esta manera la demanda de energía de los músculos no puede ser satisfecha.
     Otro beneficio del agua es colaborar con el descenso de peso. El agua aumenta el volumen de los alimentos sin agregar calorías, produciendo a su vez mayor saciedad.
     Un hombre debe consumir 3 litros de agua por día y una mujer un poco más de dos litros. Parte del agua la obtenemos de los alimentos; no olvidemos que las frutas y verduras son sumamente generosas a la hora de hidratarnos, además de aportarnos vitaminas, minerales, fibras y fitonutrientes.
La mayoría de nosotros cree que incorporar agua significa tomar mate, té o café, beber gaseosas cola o bebidas alcohólicas, pero si pensamos bien… cuándo lavamos una remera… ¿lo hacemos con agua limpia o con mate? Por lo tanto si queremos desintoxicarnos y limpiarnos ya tenemos la respuesta. Además la cafeína que poseen estas bebidas y el alcohol tienen un efecto deshidratante. 
Lo importante es adquirir el hábito en forma gradual. Cada uno buscará sus propios recursos.
Te sugiero algunas estrategias que te ayudarán, como llenar diariamente cuatro botellitas de 500cc para que te acompañen una a una a todas partes, consumir gelatinas, caldos, sopas, licuados con frutas, agregar hielo a otras bebidas entre otras.
Espero que después de esta información  del MANANTIAL DE BENEFICIOS que te ofrece el AGUA PURA.
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Nancy Romeo (h)



miércoles, 23 de abril de 2014

Quitapenas... Obesidad y adicciones

     Muchas veces habrán escuchado que la obesidad es una enfermedad o trastorno adictivo. En realidad hay un inmenso paralelismo entre el comportamiento del obeso y la del adicto al alcohol o a las drogas.
      La idea de este artículo es ver qué puntos en común hay entre ambas problemáticas.
      Considero importante partir del origen etimológico de la palabra “adicto”. Proviene del griego “adictum” (esclavos de la cultura greco-romana) y del latín “addictus”, que quiere decir “adjudicado” o “heredado”. Después de una guerra los romanos hacían una “subasta” donde regalaban esclavos a los soldados que habían peleado bien. Esos esclavos eran conocidos como “addictus”.
      ¿Qué más esclavizante que depender de una sustancia o de un comportamiento que no se puede controlar?

      Para comprender mejor el paralelismo continuaré con la siguiente pregunta:
¿Qué entendemos por adicción? Es una enfermedad o trastorno  caracterizado por:
1- Un comportamiento compulsivo (aunque inicialmente sea voluntario).
2- El abuso de sustancias continuo a pesar de las consecuencias negativas.
3- Cambios persistentes en la estructura y en la función cerebral. Esto sucede dado que son afectados los circuitos dopaminérgicos y serotoninérgicos.
4- La disminución o la pérdida de autonomía. Cuando el craiving o los síntomas de abstinencia hacen difícil dejar de consumir ya no hay autonomía completa.
      Con frecuencia en numerosos pacientes con problemas de obesidad encontramos las características mencionadas. Veamos qué ocurre en relación a la obesidad:

  • La obesidad -como las adicciones- está relacionada con el sistema neurológico, más precisamente con ciertos neurotransmisores cerebrales. La dopamina afecta a las partes del cerebro relacionadas con el placer. Hay estudios que sostienen que las personas obesas tienen menos receptores de dopamina en el cerebro y que puede que coman más para estimular los circuitos cerebrales del placer. La serotonina, entre otras funciones, regula el apetito mediante la saciedad y equilibra el deseo sexual. Está íntimamente relacionada con la emoción y el estado de ánimo.
  • Se han hecho estudios sobre los mecanismos celulares y moleculares en común que podrían existir en la obesidad y la adicción a las drogas. Podríamos decir que todas las adicciones funcionan con el mismo mecanismo: detonan estados de euforia que una vez transcurridos se convierten en episodios de depresión y culpa. Se siente culpa, tristeza, impotencia de no poder controlar el problema y se acude nuevamente a la droga (o a la comida), cada vez con más fuerza que antes.
  • El comportamiento compulsivo se evidencia cada vez que la persona siente la “necesidad” incontrolable de comer aunque no tenga hambre. Esto está relacionado con la escasa tolerancia a la frustración y las dificultades en el control de los impulsos, llevando a la disminución progresiva de la autonomía.
  • El obeso piensa -desde una posición de omnipotencia- que puede adelgazar cuando se lo propone, como el adicto piensa que puede dejar la droga cuando desee.
  • Hay una gran resistencia al cambio. El cambio produce miedo; los cambios son vividos como peligrosos. Comprobamos que el obeso busca mil excusas para dejar el plan o la dieta así como el adicto siempre encuentra una justificación para volver a drogarse.
  • El obeso, aún conociendo las consecuencias negativas, sigue comiendo mal y en forma descontrolada. Como el adicto, casi siempre niega su enfermedad. La realidad le resulta dolorosa e intolerable y se autoengaña. Así como el adicto dice que no se droga tanto como dicen los demás, el obeso suele decir que no come tanto como le endilgan.


  • En ambos casos los factores psicológicos están vinculados con la historia personal, especialmente con las primeras experiencias infantiles y con todo lo ligado al grupo primario (la familia originaria). Como ejemplo: el obeso “aprende” a comer a lo largo de su vida ante situaciones de estrés, tristeza, angustia, frustración, como también ante situaciones placenteras. Usa la comida con el fin de sentir alivio, de sentirse bien, de sustituir afectos. Así como el adicto siente que drogándose se siente bien el obeso usa la comida con el mismo fin.
      Justamente Freud utilizó el término “quitapenas” para referirse a una propiedad de los recursos embriagadores, los cuales no sólo generan sensaciones placenteras sino que, además, alteran la vida sensitiva y acotan la posibilidad de sentir sensaciones de displacer.
      Podríamos decir que la “falta” (pena) -por pérdidas y/o carencias afectivas- se intenta tapar con la droga ¿No podríamos pensar que en muchos casos la comida también se transforma en un “quitapenas”?

Quiero concluir este artículo poniendo de relieve que, a pesar de las características generales descriptas, es imprescindible no dejar de lado la singularidad de cada persona, ya que no todos los casos ni situaciones son iguales. De esto depende en gran parte la recuperación a través de un adecuado tratamiento.


                                                                              Lic. Marcelo A. Bragiola

sábado, 19 de abril de 2014

Una Epidémica Obsesión

...Se sentía un poco tímida como para ir a bailar. Creía que ninguno la iba       
a mirar, así que por el momento le resultaba más seguro dedicarse a los estudios. Las amigas hablaban de sus conquistas amorosas. “¡Claro!, pensaba Carolina, ellas no tienen las piernas de lechona que tengo yo, ni la cara cachetuda que veo todos los días en el espejo...¡Qué bronca!. Seguro que si estuviera más flaca yo también tendría mis éxitos.
    Un día descubrió que aunque se salteara el desayuno, podía tolerar el apetito que sentía toda la mañana en la escuela.
Este logro sumado a la dieta mágica de una revista eran el complemento ideal para lograr su objetivo:”Dejar de ser ella, parecerse a sus amigas, a las modelos de la tele o de las revistas”.
Era imposible sostener esa restricción por mucho tiempo, por lo tanto, el paquete entero de galletitas dulces y rellenas, más dos porciones de torta desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. 

    El fracaso de las dietas por lo general no va seguido de resignación y acomodo a la realidad del cuerpo que nos tocó en gracia. Más bien promueve culpa, angustia y rechazo de uno mismo.
    Desde el exterior se nos propone más control y más dietas hipocalóricas como la forma más segura de salir del estado de frustración en el que el fracaso nos sumió. Está probado que la obsesión por el peso y la figura corporal, conjuntamente con las prácticas reiterativas para controlarlo son elementos comunes a todos los trastornos del comer, es decir trastornos de la conducta que se tienen en relación a la alimentación. 
    Alcanzar el peso saludable, con una alimentación adecuada de acuerdo a la edad, sexo, peso, altura y situación biológica, es tan importante como la actividad física, como poder encontrar modos de lograr desarrollos personales, como nuestras ganas de encontrar el bienestar; sin dejarnos invadir por la búsqueda de la delgadez excesiva u obsesiva, que no sólo no ayuda, sino que dificulta o impide que logremos firmar la paz con nuestro espíritu y nuestro propio cuerpo.        

                                                                                    -Nancy Romeo (h) Inst. en  Alimentación, Salud y Activ. Física.


martes, 15 de abril de 2014

Proteínas, "Materiales para la Construcción".

Los alimentos están formados por nutrientes; estos son los Hidratos de Carbono, las Proteínas, las Grasas, las Vitaminas, los Minerales y el Agua. El arte de alimentarnos saludablemente nos permitirá elegir los de mejor calidad, combinarlos adecuadamente y consumirlos en la cantidad necesaria para cada uno de nosotros.
Cada uno de estos nutrientes tiene funciones específicas en el organismo.
La principal función de LAS PROTEÍNAS es la construcción y reparación de células y tejidos nuevos. Son como los ladrillos de una casa. Forman nuestros tejidos, enzimas, hormonas, pelo, huesos, órganos, material de sostén y más.
Los alimentos de origen animal que nos proveen proteínas y nos conviene consumir son el pescado, pollo orgánico, huevo, y en menor proporción carnes rojas y lácteos.
Las fuentes de proteínas vegetales son las legumbres, derivados de la soja, cereales integrales (sobre todo quínoa y amaranto), frutas secas y seitán (“carne vegetal” preparada con la proteína del trigo o gluten).
La sugerencia de disminuir el consumo de carnes rojas se debe a que su exceso puede provocar:
·         Sobrecarga de la función hepática y renal (debido a que el amoníaco derivado de las proteínas se transforma en urea en el hígado para eliminarse por vía renal).
·         Enfermedad cardiovascular (por el gran contenido de grasas saturadas y colesterol que tapan las arterias)
·         Trastornos articulares, gota (por la acumulación de ácido úrico)
·         Enfermedades alérgicas y autoinmunes (debido a que las proteínas pueden provocar alergias en personas sensibles)
·         Constipación (por falta de fibras)
·         Fibrosis, contracturas y dolores  (por acumulación de los desechos metabólicos ácidos).
Además las vacas son medicadas con antibióticos que luego pasan a nuestro organismo. Así nos vamos volviendo más resistentes a estos medicamentos y necesitamos dosis cada vez más fuertes.
Otro motivo por el cual hay que controlar la ingesta de carnes es la presencia de una sustancia, la Tirosina, que es antecesora de la Adrenalina, hormona que segregada en demasía genera ansiedad, irritación, nerviosismo e insomnio.
Un pollo de criadero está listo para el consumo en sólo 30 días. Lo más probable es que haya crecido rápidamente debido al consumo de hormonas y también recibe antibióticos. Asimismo para un rápido engorde lo alimentan día y noche gracias a que le dejan la luz prendida, quebrando el ciclo natural de actividad y descanso.
En cambio el pollo orgánico vive 90 días. Come maíz, gusanos, pasto y camina. Ve la luz del sol y cuando éste se esconde el pollo descansa.
Como fuetes de proteína animal el huevo y el pescado son buenas opciones. La clara ofrece proteínas de excelente calidad y la yema nos brinda fosfolípidos importantes para el sistema nervioso, vitaminas A y B y hierro. Investigaciones recientes eliminan la creencia de que el huevo aumenta el colesterol en sangre. Así como el pollo, es recomendable que los huevos que consumimos sean de origen orgánico.
El pescado es muy buena elección, ya que su contenido en grasas saturadas es menor que el de la carne  y el pollo. Además nos brinda otro tipo de grasas denominadas insaturadas que contrariamente a las anteriores reducen el riesgo de de padecer enfermedades cardiovasculares. También nos aportan vitaminas A y D y minerales como el fósforo y el cobre. Los pescados más recomendados son los de aguas profundas; contienen mayor proporción de grasas Omega 3 y menor posibilidad de estar contaminados con metales pesados que vuelcan las industrias cerca de las costas.
Los vegetales como legumbres, derivados de la soja, cereales sobre todo quínoa y amaranto  además de otorgarnos proteínas nos proporcionan fibras y grasas insaturadas de buena calidad.
 Inversamente a las carnes, los cereales integrales poseen una sustancia precursora de la Serotonina, un neurotransmisor con  acción antidepresiva, que nos permite estar en calma, conciliar el sueño y regular el apetito.
Las unidades que forman las proteínas se denominan aminoácidos. Existen aminoácidos que el cuerpo puede fabricar y otros no, por lo tanto resulta esencial consumirlos a través de los alimentos. Las proteínas animales tienen mayor proporción de aminoácidos esenciales y las proteínas vegetales menor proporción.
Para contrarrestar esta carencia la solución está la combinación. Comiendo cereales y legumbres obtenemos todos los aminoácidos esenciales.
Si disminuimos el consumos de carnes y lácteos, tanto el hierro como el calcio lo obtenemos consumiendo legumbres, hojas verde oscuro (acelga, espinaca, perejil, brotes), brócoli, repollo, frutas secas y deshidratadas, semillas, pescado y huevo.
Para lograr una sólida estructura y nuestro “confort” orgánico   es hora de elegir con qué materiales queremos construir la casa que habitamos,  que es nada más y nada menos que “Nuestro  propio cuerpo”.

-Nancy Romeo (h) Inst. en Alimentación, Salud y Act. Física


jueves, 10 de abril de 2014

Fe en mí

El título no es casual, sino que fue pensado aludiendo a dos cuestiones: por un lado porque apunta a la autoconfianza y, por otro, porque el nombre está constituido por las iniciales de los recursos de afrontamiento que desarrollaré más adelante.  
El concepto de afrontamiento ha tenido importancia en el campo de la psicología desde la década de 1940.
Llamamos recursos de afrontamiento a las herramientas con que cuenta una persona para afrontar diferentes situaciones, para responder a las demandas externas o internas que son vividas como excesivas o desbordantes.
Cuando hablamos de responder nos referimos a manejar la situación que nos resulta problemática, ya sea intentando evitarla, tolerarla, dominarla o modificarla.
Decir que una persona tiene muchos recursos no sólo significa que dispone de un gran número de ellos, sino que también tiene habilidad para aplicarlos ante las distintas demandas.
Los recursos de afrontamiento pueden utilizarse en forma positiva o negativa. Uno puede utilizar un recurso en el momento necesario y en cantidades adecuadas o en forma inadecuada. Lo bueno es lograr flexibilidad en su utilización.
Podemos tomar como ejemplo la adrenalina que segregan nuestras glándulas suprarrenales ante una situación de emergencia: si segrego demasiado me va a estresar (utilización negativa); si segrego la cantidad necesaria para una conferencia me va a ayudar para la acción (utilización positiva).


Teniendo en cuenta la diversidad de clasificaciones que se han realizado, distinguiremos seis tipos de recursos de afrontamiento:

RECURSO FÍSICO

Tiene que ver con la salud y la energía propias del individuo. Incluye el desarrollo de los sentidos (con los cuales escuchamos, olemos, vemos o degustamos), el uso de la fuerza y la actividad física.
Por ejemplo, una persona frágil, enferma, cansada o débil tiene menos energía que aportar al proceso de afrontamiento ante una situación estresante que otra saludable y robusta.
Del mismo modo, la actividad física es un pilar importantísimo para el tratamiento de la obesidad.

RECURSO EMOCIONAL

Se refiere a la capacidad para expresar nuestras emociones, aquello que sentimos, a través de la palabra o  del arte (como la pintura, la escritura, la escultura, el baile o la música). Incluye la disposición interna emocional (humor, optimismo) así como la habilidad para reconocer sentimientos y nombrarlos.
Se trata de un recurso fundamental, ya que frecuentemente aquello que no ponemos en palabras lo expresamos a través del cuerpo (como en el casos de las enfermedades psicosomáticas) o en actos que nos perjudican (como el fumar o comer compulsivamente).

RECURSO ESPIRITUAL  

Puede ser la creencia en un Dios o en un poder sobrenatural, en otras personas, en uno mismo (verse a uno mismo positivamente), en una idea o en la confianza en un tratamiento.
Incluye tanto recursos religiosos como filosóficos (Yoga, meditación, contemplación de la naturaleza). Son creencias que ayudan a conservar la esperanza, encontrar sentido a lo que está sucediendo y mantener los esfuerzos de afrontamiento en las condiciones más adversas. Recurrir a ejercicios de respiración y de relajación, por ejemplo, constituye un eficaz recurso ante situaciones estresantes.

RECURSO SOCIAL (NÚCLEO FAMILIAR Y SOCIAL)
Se refiere a las habilidades sociales (capacidad de comunicarse y de actuar con los demás en una forma socialmente adecuada y efectiva; empatía; cooperación) y a la red de apoyo (soporte emocional, contención).
Los estudios demuestran que las personas que tienen una red de apoyo social importante están más protegidos del estrés que aquellos que carecen de él.
En el tratamiento de la obesidad, por ejemplo, el apoyo del entorno (familiares, compañeros de trabajo, amigos) nos ayuda a motivarnos cuando estamos descorazonados, a sentir que no estamos solos, que nuestras preocupaciones y éxitos son apreciados por los demás.

RECURSO MENTAL O COGNITIVO

Está basado en la capacidad de autocontrol, de pensar lógica y racionalmente, analizar situaciones, evaluar riesgos, conseguir información y aprender, predecir opciones útiles para obtener los resultados deseados, programar y examinar posibilidades alternativas y nuevas estrategias, elegir un plan de acción apropiado para solucionar problemas.
Se expresa a través del autocontrol de los impulsos y de acciones específicas que permiten, por ejemplo, anticiparse a situaciones de riesgo y abordar con tranquilidad un problema.
 
RECURSO DE LA IMAGINACIÓN

Se basa en la creatividad para buscar soluciones. Nos permite soñar, intuir, ser flexibles, cambiar, buscar soluciones en nuestra fantasía, encontrar nuevas maneras de afrontar situaciones de angustia y cambiar situaciones indeseables.


En Vientos de Salud consideramos muy importante conocer aquellos recursos de afrontamiento con que contamos, por ejemplo, para facilitar el tratamiento de los problemas de obesidad o para abordar situaciones que pueden resultarnos difíciles de superar.

Lic. Marcelo A. Bragiola

viernes, 28 de marzo de 2014

El acto de comer como modelo vincular

Si tenemos que pensar en la alimentación como una conducta alimentaria deberíamos pensar en el acto de comer, considerándolo como un acto cultural y fisiológico de supervivencia y de placer, pero también un aspecto característico de la vida familiar.
La alimentación constituye la primera experiencia del vínculo afectivo, es decir, que es la primera experiencia de amor con la madre, modelo de lo que será posteriormente el tipo de vínculo que el sujeto será capaz de establecer con los demás a lo largo de su vida. Por esa razón las primeras experiencias alimentarias, incorporadas por las vivencias de gratificación y/o frustración, se incorporan desde ese vínculo primitivo con esa madre.

La madre es para los niños el ser de quien más dependen. Por esto -y por ser la primera persona con quien se vinculan- es vivida como una figura poderosa de quien necesitan todo, sintiendo que es quien comprende y traduce todas sus necesidades: el hambre, el frío, el dolor, el miedo, la protección...
Por su parte, para saciar esas necesidades, la madre intenta cubrir esas demandas del niño -que muchas veces son un enigma para ella. De acuerdo a sus aciertos y errores también ella se gratifica o se frustra -generándose frecuentemente la consiguiente angustia en ambos- hasta el aprendizaje del código de vínculo que entre ellos se establece para el logro del “equilibrio” (entre las necesidades del niño y las posibilidades de satisfacción de parte de la madre).

Si bien el acto de succionar está biológicamente implícito en el bebé, el acompañarlo en ese aprendizaje depende de la paciencia y tolerancia que la madre empeñe para que él pueda disfrutar placenteramente del acto de alimentarse, respetando la modalidad y los tiempos individuales que cada niño tenga. Esa actitud de acompañamiento, tolerancia y espera en el tiempo de alimentar al bebé es la que lleva implícito el amor, ese sentimiento que de este modo imprime junto con el alimento en el niño, esa vivencia del amor que marcará definitivamente en el niño para toda la vida la modalidad de vínculo y sentimiento que también él tenga en el dar en relación a los demás.
Si, por el contrario, en ese primer vínculo con la madre se producen trastornos, se incorpora la experiencia de insatisfacción o de frustración que muchas veces va ligada con sentimientos de rechazo y de temor a ser abandonado por ella, pues es privado del sentimiento del placer de recibir, del acto espontáneo del dar implícito en una madre que ama.
La internalización a través de las acciones que rodean al alimento en ese vínculo madre-hijo constituye un factor muy importante –aunque no el único- que puede llevar a diversos trastornos tales como la obesidad, la anorexia y la bulimia, los cuales generalmente “se desencadenan” en la adolescencia. Por ello es fundamental abordar cualquier problemática alimentaria teniendo en cuenta el contexto familiar.
Las condiciones afectivas con las que el sujeto aprendió a comer están sumamente relacionadas con las pautas de convivencia con las que crecerá, con su forma de vincularse con el mundo.
Cabe aclarar que cuando hablamos de la relación madre-bebé nos referimos fundamentalmente a la calidad de dicho vínculo, el cual trasciende el hecho de que la madre lo amamante o no –teniendo en cuenta que muchas de ellas no pueden hacerlo por diferentes motivos. Lo que realmente cuenta es el modo en el que ella se comunica con él.

Lic. Marcelo A. Bragiola

martes, 25 de marzo de 2014

Actividad Física, una aliada imprescindible




    Nunca es tarde para comenzar una vida más sana y mejor.
Caminar, dejar de fumar, comer más sano, tomar menos alcohol...No importa la edad, ni el estilo de vida que se haya llevado. Estudios demuestran que es posible recuperarse con sólo cambiar de hábitos.
    Debemos tener en cuenta que los cambios deben ser paulatinos y progresivos, la “ley del todo o nada” no funciona. Hoy les propongo comenzar por el MOVIMIENTO. 
    El ejercicio moderado puede acomodarse a la rutina personal y laboral. Es un arma poderosa para evitar enfermedades crónicas y no necesita ser arduo para resultar beneficioso. Llevar una vida activa otorga bienestar a cualquier edad. 
    La falta de actividad física, juntamente con la mala alimentación y uso de tabaco, producen más de dos millones de muertes por año.
    Por el contrario, la actividad física regular: -Mejora la circulación del músculo cardíaco y por lo tanto previene enfermedades coronarias bajando el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular.
-Disminuye la presión arterial y ayuda a prevenir las enfermedades asociadas.
-Aumenta la capacidad pulmonar.
-Estimula la oxidación de los lípidos y, por lo tanto, disminuye la grasa corporal.
-Previene la diabetes en el adulto y reduce el riesgo de cáncer de colon.
-Disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
-Fortalece la masa ósea y previene enfermedades como la osteoporosis.
-Aumenta el tamaño y fuerza de los músculos.
-Otorga flexibilidad a los músculos brindando al cuerpo una sensación de libertad de movimientos.
-Contribuye al bienestar psicológico, reduce el estrés. Ayuda a combatir alteraciones psíquicas como la ansiedad o la depresión, y funciona como un ansiólitico natural.
-Regula los ciclos del sueño.
-Mejora la autoestima y el humor.
-Ayuda a sociabilizarnos y comunicarnos con otras personas.
-Modifica la composición y la figura corporal, reduciendo los casos de obesidad en un 50%”.
-Controla el apetito y regula el metabolismo basal.
    Por todo lo mencionado y mucho más abandonar el sedentarismo y elegir el movimiento es una muy buena elección.
Un elemento para tener en cuenta es que 30 minutos de actividad diaria  pueden acumularse en el transcurso de la jornada. También las actividades cotidianas como caminar, subir escaleras, andar en bicicleta, realizar tareas domésticas como limpiar pisos o la jardinería, permiten alejarnos del sedentarismo.
    Ahora, si bien 30 minutos diarios contribuyen muchísimo, también es importante tener presente que al aumentar el tiempo, la intensidad y la frecuencia se obtienen mayores beneficios.

    Es frecuente que dentro de muchas propuestas para bajar de peso se prescriba realizar Actividad Física como un complemento de la dieta. Pero en VIENTOS de SALUD entendemos que no es un complemento, sino un pilar tan imprescindible como el Plan Alimentario.  
    Para algunas personas el problema surge cuando los atrapa la pereza, prefieren un mullido sillón a las zapatillas y acusan falta de tiempo. Otros piensan que no van a poder hacerlo. Pero reconociendo los beneficios ¿No vale la pena intentarlo?
Lo importante es encontrar la actividad que más nos agrade para que sea placentera y perdure en el tiempo, como también elegir la compañía, y el profesional que nos permita alcanzar nuestro objetivo.

                                                               Prof. Nancy Romeo (h)