domingo, 5 de abril de 2015

Cuando el juego se transforma en un problema


      El juego es una actividad cultural que atraviesa a todas las sociedades a lo largo de la historia de la humanidad, siendo una de las mayores fuentes de placer social e individual.       Genera y facilita el despliegue de la creatividad y los procesos de socialización.
      Sin embargo, para algunas personas, el jugar se vuelve problemático en diferentes grados de complejidad, generando daños para los propios sujetos y para sus redes sociales. El jugar -así como a veces ocurre con el comer-  puede adquirir modalidades patológicas y devenir en un comportamiento compulsivo. Esto se relaciona con los conceptos de límite y exceso.
      El juego problema se acepta como una etapa previa al juego patológico o ludopatía. Lo podríamos caracterizar como un trastorno progresivo con pérdida de control al jugar,una
preocupación constante por el juego y continuidad en la actividad a pesar de sus consecuencias adversas.
 Con el paso del tiempo muchos se van transformando de “jugadores” a “juguetes”. No se entregan al juego sino que se pierden en él. Padecen el juego, lo sufren masoquísticamente….
     El jugar, en este caso, tiene que ver con una necesidad de castigo. Así el jugador tiene la creencia, casi la certeza, de que está siguiendo una huella, un camino marcado, un destino inexorable, ya que sin saber porqué termina siempre en el mismo indeseable lugar. No puede parar de provocarse un daño, sabiendo que seguir jugando lo conduce a perder.
Generalmente se trata de sujetos que han respondido a situaciones de pérdidas             importantes que entran en una escena -la del juego- en la que se garantizan las pérdidas permanentes, irrepetibles, imparables y en la que queda garantizado también el olvido de lo perdido. Entre el jugador compulsivo y el juego se produce un vínculo "único", narcisístico, donde "el otro" queda excluido. Es similar a lo que ocurre entre un adicto a las drogas o al alcohol y la sustancia.
El modo de juego compulsivo denuncia y "representa" -como puesta en escena- ese lugar vacío, esa puesta en acto.

      Inicialmente estos problemas se han referido a los juegos de azar y de apuestas. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado también en torno al juego sin que medie la situación de apuesta: es el caso de los juegos a través de las nuevas tecnologías como los videojuegos, Internet y celulares (juegos online).
      La nueva tecnología fue convirtiéndose en una ampliación de la propia intimidad, pero que no se extiende hacia afuera sino hacia el interior de sí mismos. Esta modalidad puede llegar a ser sumamente impersonal. En los juegos online se compite contra otro al que no se ve y con el que nunca se llegará a establecer una verdadera “conexión”.
      Los adolescentes buscan gratificación inmediata, sin que medien el esfuerzo ni las frustraciones. Están sobreestimulados continuamente por los medios de comunicación y apelan a la descarga permanente de energía. Estas condiciones ayudan a que las herramientas lúdicas por excelencia sean las virtuales.
      Actualmente nos encontramos con chicos y adolescentes que juegan toda la noche y no comen (aunque estén hambrientos), o
comen ilimitadamente (aún sin hambre) y no duermen (aunque estén cansados y con sueño). Muchos presentan ya problemas físicos (como sobrepeso, dolores en las manos y de cabeza, trastornos en la vista); otros tienen problemas en la escuela, a la que asisten cansados y que duermen poco, o se vuelven más irritables con sus familiares y amigos.
      Así la problemática relacionada con la “adicción al juego” fue ampliando la franja etaria.
      Es importante que cuando observamos algo en relación a lo compulsivo, al “exceso”, en este caso en torno al juego, acudamos a pedir ayuda. Hay tratamiento posible para esta problemática, especialmente antes de que se convierta en un “gran problema”.
                                                       
                                 Lic. Marcelo A. Bragiola

domingo, 15 de marzo de 2015

Cannabis, más que una plantita inofensiva...

      El consumo de cannabis se remonta a muchos siglos antes de nuestra era. A lo largo de la historia se han descripto usos médicos, religiosos y recreativos. Del mismo modo, desde siempre hubo referencias sobre sus efectos psicotrópicos negativos y su capacidad para generar dependencia. 


      La referencia más antigua que se posee sobre esta planta figura en un libro de la farmacopea china del año 2737 a.C., donde se le atribuye carácter medicinal para el tratamiento de diversas dolencias, como el reumatismo, la malaria y ciertos trastornos mentales.

      También se indica que una ingesta excesiva puede producir alucinaciones o “visiones diabólicas”.


      Sus efectos eran conocidos por los médicos griegos: Galeno hace referencia a que era convidada en los banquetes con el fin de producir alegría y risa. Herodoto, en el siglo V, hablaba de sus “propiedades embriagadoras”. 
      
      La marihuana es una mezcla gris verdosa de hojas, tallos, semillas y flores secas y picadas de la planta hembra de la cannabis sativa cuya fibra se conoce con el nombre de cáñamo, originaria de Asia Central.
       Actualmente es la sustancia ilegal más consumida en todo el mundo: se estima que la consumen aproximadamente 190.000.000 personas (el 4 % de la población mundial de entre 15 y 64 años, por lo menos una vez el último año).
      En América Latina, Argentina se ha convertido en el país de mayor consumo (cerca del 9%, con una edad promedio de inicio de 15 años).


       Es habitual escuchar que “no hace mal, es solamente una plantita, es natural…”, aunque sabemos que el tabaco es también “una plantita” y no por eso deja de causar cáncer, el opio es “natural” y a nadie se le ocurre afirmar que eso lo convierte en inocuo.
Como afirma la Dra. Débora Serebrisky (psiquiatra especializada en adicciones), “resulta alarmante la naturalización de su consumo y la ignorancia de sus efectos perjudiciales…”.
      Esta idea se ha instalado y crecido al amparo de discursos que la aseguran inocua. Se dice de la marihuana que no genera adicción, que es menos tóxica que el tabaco y que hasta puede resultar beneficiosa en algunas circunstancias.
      Tres "mitos" que gozan de una controvertida aceptación social y que la ciencia médica refuta. "Nada más alejado de la realidad", enfatizaron desde el Sedronar al difundir que uno de cada cuatro pacientes en tratamiento en centros dependientes del organismo estaban siendo rehabilitados por adicción a la marihuana.
      Los efectos de una sustancia en el organismo pueden ser de muy diversos tipos, dependiendo de la naturaleza de la propia sustancia, de la vía de entrada y de las características del sujeto que la consume. La cannabis contiene más de 400 componentes químicos, de los cuales se conocen al menos 60 cannabinoides (compuestos orgánicos que activan los receptores cannabinoides en el organismo humano) que son únicos de la especie.
     Por sus efectos psicoactivos el componente químico más importante es el THC (delta- 9 Thetrahidrocanabinol). Cuando se inhala marihuana, el THC llega rápidamente al cerebro a través de la sangre. Sus efectos se sienten a los pocos minutos y pueden durar hasta dos o tres horas. Puede ser retenido en el cuerpo hasta 45 por 45 días después de su introducción al organismo, alterando la concentración de neurotransmisores en el SNC.
      Un cigarrillo es suficiente para provocar, en un individuo de 80 a 90 kg de peso, la sintomatología mínima.
      El THC atraviesa con facilidad la barrera placentaria y, además, se acumula en la leche materna. Por su afinidad con los lípidos, se une a la grasa corporal provocando una prolongación de sus efectos y de su acumulación en el organismo.

      El consumo de marihuana es responsable de muy variados efectos sobre la salud, ya que actúa sobre la corteza cerebral, principalmente en las áreas que controlan la movilidad de los miembros, los órganos sensoriales y el comportamiento.
      A nivel psíquico, además de los efectos buscados por los usuarios de esta sustancia (euforia y relajación, alteraciones perceptuales e intensificación de experiencias sensoriales), su consumo puede producir efectos indeseables, como ansiedad y reacciones de pánico.
      Si bien la intoxicación con marihuana es leve, es una droga “traidora”, sobre todo para los más jóvenes, pues su deterioro se ve luego de muchos años generando el mentado “síndrome amotivacional” que produce el empobrecimiento emocional y consecuente deterioro de la personalidad. 

      Uno de los estudios más amplios sobre los efectos en la salud del uso persistente de cannabis revela que deteriora el coeficiente intelectual y que afecta la memoria y otras funciones mentales. Los daños, aseguran los científicos, son irreversibles.  
      A nivel físico su consumo prolongado produce, entre otros efectos:
-Pulmonares: la marihuana contiene más alquitrán que el tabaco, el cual tiene numerosos carcinógenos como acetona, amonio, benceno, antraceno y benzopireno. Los fumadores de marihuana desarrollan una menor capacidad de difusión pulmonar y un flujo expiatorio forzado, puesto que inhalan profundamente, retienen el humo en sus pulmones por un período más largo de tiempo, fuman el cigarrillo completo y el humo no es filtrado. Además, produce irritación en la mucosa nasofaringe y bronquial, incrementándose el riesgo de sinusitis, faringitis, bronquitis con tos persistente, enfisema y displasia pulmonar.
-Cardiovasculares: aumento temporal de la frecuencia cardíaca (en un 20-50 %) y alteraciones en la presión arterial.
-Endócrinos: disminución de las hormonas sexuales. En el varón se reduce el número y la movilidad de espermatozoides, así como aumenta la presencia de anomalía en estos, ya que pueden verse alterados los cromosomas. En la mujer se produce una interferencia en la ovulación e irregularidades menstruales.

-Psicomotrices: cierta torpeza en la coordinación del movimiento y el equilibrio. Daña el buen pulso. Dificulta el desempeño en tareas complejas. El consumidor tiene incapacidad de prestar atención constante y de asimilar procesos de información complejos. Se dificulta el manejo de automóvil, el pilotaje de avión y la operación de otras máquinas. Las dificultades en este desempeño pueden durar hasta 10 horas después de iniciarse el estado elevado.
      Después de lo presentado en este artículo, parece que la Cannabis es más que una plantita inofensiva...

                                                    -Lic. Marcelo A. Bragiola-

sábado, 14 de marzo de 2015

El Hierro, "Metal Precioso"




Casi todos sabemos que el hierro se encuentra en alimentos como las carnes, bifes de hígado, morcillas, pero paradójicamente, en nuestro país con la gran invasión de harinas y quesos, la falta de vitaminas y  minerales que aportan las frutas y verduras, el exceso de café, té  y mate, la anemia por falta de hierro es frecuente en niños, adolescentes y adultos.
La función principal del hierro es transportar el oxígeno a todo el cuerpo a través de la sangre. El oxígeno que forma parte de muchas sustancias en nuestro cuerpo y que en su forma gaseosa necesitamos constantemente, cuenta con un colaborador imprescindible que es el HIERRO.
 El hierro forma parte de la molécula de  hemoglobina,  un pigmento que se encuentra en los glóbulos rojos y dan su coloración. La hemoglobina es un compuesto fundamental para el transporte de oxígeno hacia todos los tejidos, por lo que su disminución manifiesta entre otros síntomas cansancio crónico,  evidenciándose aún más  a la hora de realizar actividad física.  

Una alimentación equilibrada tiene el suficiente hierro para cubrir las necesidades básicas de un individuo en condiciones normales. Una buena proteína de origen  animal o vegetal con una generosa porción de hortalizas cocidas (como la acelga o el brócoli) o crudas (como la rúcula y el berro),  con tomates o jugo de limón que poseen un alto contenido de vitamina C  que facilita la absorción del hierro, deberían conformar la base de nuestra alimentación diaria.
Es decir que el aporte de hierro en una persona que consume carnes (rojas o blancas) con verduras, legumbres, semillas y frutas secas está asegurado.
Una dieta vegetariana desequilibrada suele estar llena de harinas y quesos, dos productos que alteran la asimilación del hierro.
La leche de vaca la podría inhibir la absorción del hierro por su alto contenido en calcio y fósforo. Los quesos al tratarse de leche concentrada, consumidos en exceso, tienen un efecto aún más nocivo. La costumbre de gratinar las verduras con queso, o preparar tartas de verduras con este lácteo no sólo impide que se asimile el preciado metal, sino que si acompañan alguna carne, disminuye también la absorción del hierro que esta contiene.
El hierro de la leche materna se absorbe en un cincuenta por ciento porque es tan perfecta que posee elementos facilitadores de la absorción, que no ocurre con la leche de vaca.
La cantidad de hierro que se absorbe en el intestino depende de las necesidades del momento, a mayor demanda, mayor absorción. La principal fuente de reposición de hierro depende de los glóbulos rojos viejos que se van destruyendo y que  el organismo vuelve a utilizar.
Es importante considerar que la absorción del mismo se ve favorecido por la presencia en la alimentación de la vitamina C (cítricos, kiwi, frutillas, tomates, ají), vitamina E (aceite de girasol, oliva, maíz, almendras, semillas) cobre (acelga, papa, palta).
Por el contrario disminuyen su absorción el té común, café, mate, por eso no deben consumirse después de comer (no se incluyen en este caso los tés digestivos). El calcio dificulta su buena absorción, de allí  lo improductivo de tomar una leche fortificada con hierro.
Aquellos que decidan comenzar o realizan una dieta vegetariana deben  recordar que ninguna harina ni los quesos reemplazan a las carnes. Sólo los porotos y demás legumbres, algunos cereales y siempre bien combinados entre sí y con abundantes verduras, pueden sustituir un plan alimentario sin carne.
Cuando quieras producir un cambio en tu alimentación, es necesario  asesorarte por un especialista, de lo contrario el producto de las malas elecciones puede ser entre otros la disminución de este METAL PRECIOSO.     
Prof. Nancy Romeo (h) Inst. en Alim. Y Activ. Física



domingo, 8 de marzo de 2015

La sobreingesta compulsiva...


     “Me deprimí… Aguanté hasta que me comí todo lo que tengo en la heladera… Después estuve con vómitos, dolor de estómago…”.
     “Hice un revoltijo. Me comí un chocolate gigante, un montón de galletitas y un postre con dulce de leche… Todo junto…”. (D., paciente)
     “Muchas veces como compulsivamente cuando me siento sola, deprimida o ansiosa… Me llego a sentir muy tensa y vacía… Trato de aguantarme, pero me libero de estos sentimientos comiendo sin control…”. (M., paciente)
     
     Ambas pacientes manifiestan tener recurrentes atracones, es decir, ingestas excesivas fuera de control.
     Los atracones se han asociado frecuentemente a síntomas de adicción, en especial a alimentos con alto contenido de azúcar, de harina y de sal. Esto tiene relación con los centros de recompensa del cerebro. Para el comedor compulsivo, la ingestión de alimentos fomenta la liberación anormal de neurotransmisores de serotonina y dopamina -responsables de sensaciones placenteras.

     El objetivo del sistema de recompensa es claro: hacer que querramos repetir uno o más comportamientos asociándolos a la sensación agradable como forma de asegurar nuestra existencia. Pero este sistema no sólo se activa ante comportamientos básicos para la especie, sino que también es capaz de liberar dopamina ante acciones que no son beneficiosas -como actitudes riesgosas y experiencias dolorosas- que bien pueden convertirse en placer.
     Por supuesto que en este trastorno influyen factores psicológicos y medioambientalesCasi la mitad de las personas con esta problemática tiene un historial de depresión. No está claro si la depresión es la causa o el efecto del trastorno.

      
     Mucha gente admite que el miedo, la tristeza, el aburrimiento, la ansiedad u otras emociones "negativas" pueden provocar un episodio de atracón.
     Suelen tener baja autoestima y dificultad para expresar sentimientos y emociones, utilizando la comida como un modo de sobrellevar emociones que de otra manera serían insoportables.
     Frecuentemente provienen de familias que comen demasiado o que ponen un fortísimo énfasis en la comida, usándola -por ejemplo- como un premio o como algo reconfortante y calmante.
     Desde 1994 se considera el "Trastorno del atracón compulsivo" como un cuadro clínico propio dentro de los trastornos de alimentación. Más recientemente fue incluido dentro de la problemática alimenticia como "Trastorno por atracón", caracterizado por episodios frecuentes de comer sin control, compulsivamente.
     Este trastorno había sido descripto por primera vez en 1959 como "Síndrome de alimentación nocturna".

     Las personas que padecen de este trastorno ingieren alimentos para sentirse físicamente incómodos (indigestión) y con náuseas, debido a la cantidad de alimentos consumidos.
Además, suelen padecer sobrepeso.

     Los atracones también ocurren en las personas con bulimia. Sin embargo, existe una diferencia importante: las personas bulímicas acompañan los episodios de abusos de alimentos con algún método de compensación, ya sea por medio de diuréticos, laxantes, ayunos, vómitos o actividad física excesiva.
     Más allá de las descripciones genéricas es fundamental abordar este tipo de problemáticas teniendo en cuenta el "caso por caso", respetando la singularidad de cada sujeto...
                                                                  -Lic. Marcelo A. Bragiola-


sábado, 7 de marzo de 2015

Actividades y Horarios




GIMNASIA

LUNES Y MIÉRCOLES: 9 HS
MARTES Y JUEVES: 19 HS


TALLERES DE DESCENSO DE PESO Y EDUCACIÓN ALIMENTARIA
 LUNES: 10 HS 
JUEVES: 18 HS 



PROGRAMAS DE DESCENSO DE PESO INDIVIDUALES: Solicitar turno


DANZA JAZZ  PARA ADULTOS PRINCIPIANTES

VIERNES: 9 HS a 10,30 HS
Si te gusta bailar ANIMATE  a esta aventura. No importa que nunca hayas tomado clases de danza o cual es tu aptitud física. Te invitamos a introducirte  en la técnica de la Danza Jazz, divertirte y bailar  con el cuerpo y el corazón.  





Solicitar turno para:   

MASOTERAPIA (masajes relajantes, descontracturantes con piedras calientes)


REFLEXOLOGÍA

DRENAJE LINFÁTICO
ONDAS RUSAS, RADIOFRECUENCIA




TERAPIA INDIVIDUAL: Lic Marcelo Bragiola   Cel:  116 462-1098                 
Tel. 4451-4633   Cel: 115 114 4683
vientossalud.blogspot.com.ar
www.facebook.com/groups/vientosdesalud

¡LOS ESPERAMOS!!!

Un abrazo

lunes, 23 de febrero de 2015

Las "situaciones-gatillo"

      Llamamos así a aquellas situaciones cotidianas que actúan como “disparadores” de las ganas de comer, transformándose en situaciones de riesgo.
       Podríamos afirmar que hay una semejanza con lo que ocurre en el caso de los adictos, por ejemplo en los fumadores (adicción a la nicotina). A estos parecería que les resulta imposible pensar en determinadas situaciones sin la participación del cigarrillo, asociando estas circunstancias constantemente al hecho de fumar desde hace años, casi en forma instintiva y sin darse cuenta. En el caso de quienes tienen problemas relacionados con la obesidad ocurre lo mismo: asocian determinadas situaciones con el comer compulsivamente…


      Uno de los ejes del tratamiento consistirá en que los pacientes puedan “desarmar sus rutinas” para “rearmar” otras nuevas. Se trata de un proceso, no se consigue de un día para el otro; al principio insume mucha energía y hay que estar muy atentos, pero a medida que pasa el tiempo va siendo mucho más fácil y “natural”… Para poder rearmar nuevas rutinas hace falta un plan.
      Un paso fundamental de este plan es reconocer cuáles son las situaciones que el paciente asocia al hecho de comer compulsivamente.
      Estas son algunas de las posibles situaciones-gatillo: 

-Situaciones de ansiedad, estrés, presión o tensión emocional.
-Tristeza, angustia.
-Aburrimiento.
-Discusiones.
-Situaciones de relax.
-Encuentros sociales, fiestas.
-Mirar televisión.
-Estar frente a la computadora.
       Cada persona debería identificar cuáles son sus propias situaciones de riesgo.
      Una vez identificadas, es fundamental anticiparse a estas situaciones mediante diferentes estrategias. Algunos ejemplos son:
1-      Estrategias de evitación (evitar ir a lugares de riesgo; no hablar de comida todo el día para no estimular las áreas vulnerables del cerebro).

2-      Estrategias de sustitución oral (comer uno o dos caramelos ácidos y beber un vaso grande de gaseosa light bien fría; beber uno o dos vasos de agua).

3-      Estrategias de acción (asociados al movimiento, como salir a caminar o realizar actividad física).
      
4-      Estrategias de relajación (realizar ejercicios de respiración, de
      relajación o yoga; tomar un baño)

      Las estrategias que sirven para una persona no necesariamente van a servir para otra. Cada uno deberá encontrar su propia estrategia, la cual debe trabajarse como una “acción preventiva”. A modo de ejemplo: un paciente que está invitado a una fiesta en la que sabe que va a haber mucha comida vive esta situación como una situación de riesgo (“riesgo de comerse todo”), por lo que deberá armar una estrategia para que le vaya lo mejor posible.
      La construcción de la estrategia requiere pensar, organizar y concretar la acción. En esta instancia es donde se puede ver con claridad el protagonismo activo. Es frecuente sentir temor ante una situación que pone en riesgo la capacidad de poder manejar la conducta alimentaria. Nadie mejor que el protagonista para armar su estrategia ya que es quien vivió esa circunstancia en otras ocasiones: conoce a las personas con las que va a compartir la fiesta, la cantidad y calidad de comida que suele haber, el tiempo que durará esa reunión. Con la mayor cantidad de datos disponibles (pensar), podrá armar la estrategia (organizar) y llevarla a cabo (concretar) el día de la fiesta.
      Puede suceder que la estrategia no haya sido exitosa. Lo más importante en la construcción de una estrategia es que es un momento de mucho aprendizaje donde el paciente se sitúa frente a su dificultad, se conecta con la tarea que tiene que hacer, con la posibilidad de éxito o de fracaso y, por sobre todas las cosas, con la posibilidad de cambio.
                                                              -Lic. Marcelo A. Bragiola-

miércoles, 18 de febrero de 2015

"La Mejor Versión de uno mismo"

Si bien lo perfecto es enemigo de lo bueno, por qué no intentar este año que comienza “la mejor versión de uno mismo”.

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Nuestro organismo está diseñado para funcionar totalmente integrado a la vida natural. Los adelantos de la ciencia y la tecnología, con cambios en el estilo de vida, nos han alejado mucho de este camino.
La persona que trabaja en el campo camina recorriendo extensas distancias verdes, se agacha para sembrar y observar la evolución de sus plantaciones, sube y baja de los tractores  fortaleciendo sus piernas, cuando cosecha se estira  realizando ejercicios de elongación sin sospecharlo.
Sin embargo, nosotros, encapsulados en oficinas, nos vamos achicando y encorvando hasta adquirir el tamaño y la forma  que nos provoca la distancia que separa nuestra silla de la computadora.

Hemos creado un mundo en el que algunos viven poco por falta de medios que hacen al bienestar... pero otros... ”mueren un poco cada día”tal vez por exceso de “bienestar” o por el estrés que significa obtenerlo.

Los efectos de nuestro desgaste ”interno” y “externo”   son el producto de la acumulación de situaciones que generalmente se van dando por el maltrato al que sometemos a nuestra biología desde edades tempranas, y la poca escucha interna que tenemos.
Pareciera que las preocupaciones tienen la habilidad de “envenenar” nuestra existencia. Generalmente constituyen un cierto hábito de pensamiento haciéndonos “sentir nerviosos” por algo que ya sucedió o el temor de que suceda en el futuro, sin permitirnos disfrutar el hoy.
Por el contrario, pensar en las necesidades del otro y ocuparnos de ello nos fortalece. Mientras más aprendemos de los problemas de los demás se desvanecen los nuestros. 

Lo importante es que debemos tomar conciencia de que la mayoría de los efectos del envejecimiento y el desequilibrio de nuestro organismo están relacionados con nuestros hábitos y por lo tanto ¡pueden ser modificados!

Una vida natural logrará resultados sorprendentes. El aire y el agua puros, la comida nutritiva, una caminata bajo el sol tibio y un sueño reparador durante la noche son elementos muy poderosos si los convertimos en hábitos. No nos engañemos, las conductas saludables pero ocasionales no se las puede considerar como hábitos. 
Jugar al fútbol una vez por semana puede exponernos a un agotamiento muscular, desgarros o a una falla cardíaca asociada a otros factores concomitantes.


Comprometerse con la moderación, es decir evitar los excesos es otro punto fundamental. Los mecanismos del cuerpo funcionan dentro de sus límites, por lo que la moderación en la comida, en el descanso, en el trabajo y en el ejercicio respeta esos límites.

Una actitud mental positiva se mancomuna a los mencionados hábitos. Tener pensamientos felices la mayor parte del tiempo causa cambios bioquímicos en el cerebro, los que a su vez tiene efectos muy beneficiosos en el organismo. 

Analizando conductas de Longevos Saludables se comprobó que hay algunas características psicológicas que se repiten en todos ellos: No les preocupa envejecer ni morir; emprenden todos los proyectos que, una vez evaluadas las posibilidades, sienten que desean concretar; sus vidas prolongadas son la suma de cada uno de los días del presente, bien aprovechados y vividos.

Comenzó un Nuevo Año, cómo vivirlo es una cuestión de elección.
Si es tu deseo, VIENTOS de SALUD puede ayudarte a construir la “Mejor versión de vos mismo”. 

Nancy Romeo, Inst. en Alimentación, Salud y Activ. física